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Decálogo de la SCE o defensa de España

Sabemos algunas de las causas de los males de España. Pero, en el fondo, si nos miramos a nosotros mismos, hallaremos pronto que no estamos exentos de alguna responsabilidad

Iré al acto de presentación de Sociedad Civil Española, porque no tengo duda alguna sobre la importancia de la idea de sociedad civil para mantener una mínima esperanza en la regeneración del sistema político español. Es menester apoyar cualquier acción política que ponga en evidencia la desaparición de los grandes dispositivos simbólicos del régimen democrático, comenzando por el más elemental de todos, a saber: no hay vida política digna, decente, sin "autolimitación" en el ejercicio del poder. Eso en España desapareció hace décadas, pero el caso de Sánchez está llevándonos al abismo… Estaré en el auditorio de la Mutua Madrileña, porque no se puede desaprovechar espacio alguno que ponga en el disparadero a este personaje nefasto y a un partido, el PSOE, que ha hecho de la destrucción de la nación española su principal carta de presentación en el mundo.

Asistiré, sí, por coherencia con mi propia vida intelectual. ¿Cómo no voy a apoyar este tipo de acto si he escrito más de diez libros sobre la relevancia de la sociedad civil como fundamento de la democracia? Sería peor que absurdo e incoherente. Ridículo. Nadie, pues, debería escabullirse de este tipo de convocatorias, pero si lo hace, como es el caso de algunos buenos amigos de este cronista, deben explicar públicamente sus reticencias. Conozco uno, gran historiador y muy bien informado, él mismo forma parte de una iniciativa ciudadana, que me ha dado su razón para no asistir: "Es errático el acto, porque defenderá la causa fundamental del declive de España: la Constitución de 1978". Además, indirectamente este acto sólo servirá para "legitimar" el segundo mal de este país: el bipartidismo. En el fondo y, seguramente, en la forma este acto sólo servirá para darle combustible a un PP necesitado de todo tipo de ayudas a la hora de enfrentarse a Sánchez.

Las razones de mi amigo son respetables, pero no están exentas del partidismo que critica en los convocantes de esta reunión. Yo asistiré, sin embargo, porque mi escepticismo tiene límites. No puedo juzgar nada antes de que haya sucedido. La política nunca es a priori. La política nunca preexiste a la acción política. Tenemos que esperar para analizar y juzgar el acto político. La convocatoria de Sociedad Civil Española no puede ser ninguneada antes de su presentación. Eso, sí, cómo no voy a compartir con mi amigo que una de las causas principales del desastre político de España está en la Constitución, si he escrito también no menos de cinco libros defendiendo que la Nación está antes que la Constitución y, desde hace más de treinta años, estoy cuestionando el entero Título VIII de la Constitución. Por no decir nada de mis constantes críticas a la noción de "patriotismo constitucional" aplicada a la sociedad española.

Sin embargo, no creo que sea la única causa de nuestro desastre político. En todo caso, este tipo de acto debe servirnos no sólo para desahogarnos, sino también para poner al día nuestros límites a la hora de hacer un diagnóstico y un pronóstico para salir del fiasco nacional. Las intenciones de los convocantes son claras: la defensa de la democracia pasa por desalojar del poder a Pedro Sánchez. Sabemos algunas de las causas de los males de España. Pero, en el fondo, si nos miramos a nosotros mismos, hallaremos pronto que no estamos exentos de alguna responsabilidad. Iré, en fin, al acto porque sus convocantes no son frívolos. Son de los que piensan la sociedad civil española en serio. No se toman el asunto como un juego. No es un pasatiempo. El pensamiento crea concepciones del mundo y de la vida. Asistiré a este acto, y elevo mi ingenuidad a categoría, porque quizá encuentre ahí alguna razón más para seguir defendiendo que sólo merece la pena un modelo de sociedad basada en la Nación, o sea, en la Unidad de España y la libertad.

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