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Javier Somalo

Sobria y con escolta quiero llegar a Ferraz

El partido feminista nos ha salido un poco putero y baboso, quizá como homenaje a la primera piedra del sanchismo, piedra caliente que suelta el vapor de las saunas sabinianas.

Flickr PSOE

El Gobierno de Pedro Sánchez es el gobierno feminista y de progreso. Lo dice y lo repite el figurín con voz hueca, en resonancia con su alma, en esos mítines de aforo circular con jóvenes de atrezo. Vosotros y vosotras, amigas y amigos… Y algunas de ellas aplauden sin sonreír ni asentir. Callan por miedo: yo sí te creo, hermana, salvo que el bicho sea de casa.

El partido feminista nos ha salido un poco putero y baboso, quizá como homenaje a la primera piedra del sanchismo, piedra caliente que suelta el vapor de las saunas sabinianas donde se confunden las formas y se confiesan los secretos. Aquellas "informaciones vaginales" que recabó el comisario escriben hoy la caída institucional de España. Quién sabe si la que fuera ministra y fiscal general, la madre togada del primer fiscal condenado, esposa del juez condenado, ambos inhabilitados, quiso que se supiera aquello de los jueces menoreros en Colombia para que, en caso de necesidad, sigan escondidos. Peores conspiraciones explican muchas hojas pegadas de la Historia de España.

El caso es que la despensa socialista es un lupanar que igual les hunde que les saca de un apuro. Veremos. De momento, quedémonos con la hipocresía y denunciemos hasta el día del Juicio Final que el PSOE es, hoy, el partido más machista, misógino y "guarro", en simple definición de Feijóo, que pueda conocerse. Bueno, no, que los de las tiendas de campaña del 15-M también están de berrea perpetua. Concluyamos entonces que nuestra izquierda anda un poco enferma y necesitada de bromuro por el bien del prójimo.

Cuando Irene Montero, la compañera del líder comunista Pablo Iglesias llegó a ministra por ser la compañera del líder comunista Pablo Iglesias, el feminismo de verdad se desplomó por un precipicio del que le será difícil salir. La España de progreso necesitaba un Me Too que lucir en las camisetas ante una derecha más rancia que la cuerda de un jamón. Y la camarada Montero, la de la finca de Galapagar y el coche precalentado por el lumpen, se inventó junto a sus amiguitas de cumple el lema del empoderamiento definitivo: "Sola y borracha quiero llegar a casa".

Cualquiera pensaría que es mucho mejor llegar sereno y en buena compañía, pero la cosa quería significar que siempre hay un baboso al acecho. De derechas, se entiende. Porque si algo ha quedado claro es que si el putero, el baboso o el acosador que asalta el camino de la ebria solitaria, o de cualquiera más normal, es del partido… entonces You Too, como Bruto tras el parricidio. Y manto de silencio sin perder un minuto. Para mas inri, a las incautas les esperaban cientos de violadores excarcelados gracias a la peor Ley de nuestra democracia, obra de la inepta ministra leninista.

La que llegó a ministra de Igualdad sin mérito ni historia laboral alguna siempre presumió de un feminismo dictado por sus líderes masculinos, los de "mirada lujuriosa". Ese feminismo que esperaba la vuelta de su amo tras la paternidad con un "vuELve" con aroma a machito papichulo, como el que apestaba en los despachos de las tutorías de Monedero, como el aseo en el que se refrescaba el propio Iglesias.

La fingida decepción como coartada

Pilar Alegría no escuchó el Bar Coyote que se montó José Luis Ábalos en el Parador de Teruel con prostitutas traídas en microbús. No escuchó nada "porque no pasó nada", dijo ufana la ministra y portavoz que habla con faltas de ortografía y que sería capaz de negarlo. Nadie se creyó la versión, pero se libró de la evidencia grosera.

Meses más tarde comió con su amigo Paco Salazar, un "compañero absolutamente íntegro" que se subía la bragueta mucho después de salir del baño buscando a alguna compañera que, sentada en su puesto de trabajo, quedara a la altura de su enferma imaginación. "¿Que qué me parece? Pues vomitivo", dijo al ser preguntada por la afición de su íntegro amigo. Como para fiarse de Alegría. Más bien parece que los escándalos son menos si salen de casa o que hay cosas que no escandalizan más que a los pervertidos fachas.

Algo así le pasó a Sánchez con el expansivo Ábalos, el peugeotero alfa: "En lo personal, Ábalos era un gran desconocido para mí". Será que sólo conocía su faceta como comisionista. Es capaz hasta de admitir que lo que cuenta en "su" libro de la Resistencia ni siquiera lo dictó él. Otra tesis.

Entre la espada y la pared, en Ferraz dicen eso de que actúan con celeridad ante estos intolerables casos, no como el PP… coletilla que nunca requiere contraste. Pero esta vez, ni eso les vale, tal y como contó aquí Leticia Barquín: desde el propio PSOE hay militantes que señalan sin ambages a la dirección del partido por silenciar, por ejemplo, el caso Salazar y vestirlo de complot. Así que no, no te creo, hermana: Salazar es un buen tipo al que alguien quería cortar las alas.

En el Comité Federal del PSOE celebrado en julio el presidente animó a las mujeres a denunciar siempre. ¡Como para no hacerlo!

Paco Salazar tenía la confianza de Pedro Sánchez, tanta que iba a ser el adjunto a la secretaria de Organización del partido, Rebeca Torró, la sustituta de Santos Cerdán, el adán presidiario del sanchismo. Minutos antes de la apertura de la Ejecutiva Federal del 5 de julio de 2025 que lo iba a nombrar tuvo que renunciar a todos sus cargos por la denuncia de acoso, lo de la bragueta y esas cosas.

Bueno, no hay que exagerar, no sería tan próximo a Sánchez… ¿Paco qué? ¿Este iba en el Peugeot? ¿Estaba en la orgía esa de Ábalos? Será un conocido como mucho, pero de oídas… nada serio, como el de Torremolinos. Hermana, tú denuncia, que yo ya si eso…

Sí, hay más. El penúltimo episodio ha llegado de la mano de Antonio Navarro, secretario general del partido en Torremolinos (Málaga), concejal y diputado provincial, que está dispuesto a encontrarse con su compañera de partido "depilado por si tienes un desliz".

Las que pretendan volver a casa solas y borrachas deberían andarse con ojo. Por la acera izquierda rondan muchos peligros. Tito Berni, mal tapado con una toallita, podría salir de un local de alterne custodiado por Koldo para recibir al ninfabús de Ábalos ante el asombro de Errejón, desorientado ante el núcleo irradiador de su feminismo obsesivo. Son muchos. Se conocen, se cubren.

Mejor no andéis solas. Luego no os van a creer.

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Descanse en paz Alfonso Ussía, maestro de la ironía y azote del mal.

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