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Agapito Maestre

Comité del miedo

Quizá sea su último recurso para maquillar la debacle socialista en unas próximas elecciones generales que tendrá que adelantar.

Quizá sea su último recurso para maquillar la debacle socialista en unas próximas elecciones generales que tendrá que adelantar.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | EFE

Tengo la sensación de que a Sánchez le ha entrado la jindama. ¡Cuidado con el miedo de los tipos con mucho poder! Dan derrotes por la izquierda y la derecha como los toros mansos aculados en tablas. Pueden matar al torero que se acerca para rematarlo. Me explico. La formación de un órgano por encima de la Ejecutiva socialista, compuesto por unos cuantos miembros del Gobierno muy cercanos a Sánchez, sólo puede ser visto como un comité de control del partido y el gobierno. Este invento del presidente del Gobierno es su último escudo para tratar de salvarse de una derrota estrepitosa en las próximas elecciones. Dice Sánchez que este órgano es para preparar las elecciones autonómicas y municipales de 2023, pero, en realidad, quizá sea su último recurso para aminorar y maquillar la debacle socialista en unas próximas elecciones generales que, guste más o menos al respetable, tendrá que adelantar.

Pero, independientemente de los motivos que le han llevado al nombramiento de este grupo de afines para que le protejan de sus adversarios dentro y fuera del gobierno y el partido, es menester denunciar el carácter autoritario de este tipo de órganos, que más se parecen a los consejos soviéticos que a órganos transparentes de control democrático. Un comité de coordinación entre gobierno y partido es un Control de controles. Un Consejo a la manera soviética. Muy mal tiene que estar la situación política en el gobierno por un lado, y peor aún las expectativas electorales del PSOE, por otro, para recurrir a este tipo de añagazas totalitarias, especialmente si se tiene en cuenta que Sánchez domina por entero todas las instancias ejecutivas del PSOE. Parece que ha entrado en situación de pánico. Nadie le hace sombra y todos están amenazados. También hace y deshace a su antojo en el Gobierno. Expulsa a unos y pone a otros a su entera voluntad, aunque mantiene unas pocas excepciones con los de Podemos. Todo está bajo su absoluto control, sí; y, sin embargo, Sánchez tiene miedo de que alguien le haga sombra. Que el jefe político al que nadie le pone límites en su partido, y que jamás ha practicado la autolimitación, clave central para el desarrollo del poder democrático, recurra a nombrar un comité que esté solo a su servicio, no deja de resultar sospechoso.

Sí, se trata de un órgano, se dice pronto, que está por encima del Comité Federal del PSOE y, en cierto sentido, del gobierno de Sánchez. ¡Extraño! No. Peor. Es una muestra de que Sánchez tiene miedo hasta de sí mismo. Antes de caer en las urnas no parará de llevarse a todo tipo de agentes democráticos por delante. Es uno de los principales objetivos de este comité. La crisis política no ha terminado. De hecho, no ha hecho nada más que comenzar. Emiliano García Page, quizá el tapado de los socialistas de bien para sustituir al medio fenecido Sánchez, lo ha dicho claro al salir del Comité Federal: "Cuidado que vienen curvas. Los socialistas no deberían meterse en aventuras". Desconfiemos, pues, de este comité de amigos de Sánchez, un político que desconoce por completo las reglas mínimas del ejercicio democrático, cuando se trata de conservar el poder.

A Sánchez le basta con haber obtenido un voto más que el contrario para sentirse "legitimado" e impulsado para cometer cualquier tipo de tropelía contra la soberanía popular. Sánchez no es un reduccionista de la democracia, sino alguien que utiliza el mecanismo de la votación para matarla. Desde que llegó al poder, ha utilizado todo tipo de tretas para hacernos pasar por normal cualquier atentado a la democracia. Y la última prueba del carácter autoritario del gobierno de Sánchez es la creación de este grupo, comité o consejo para "coordinar", según ha dicho en el último Comité Federal de PSOE, las tareas del Gobierno con las del partido para ganar las próximas elecciones de 2023. Para este político no hay diferencia entre los objetivos de un gobierno, a saber, gobernar para todos, y las de un Partido que sólo aspira a obtener un refrendo electoral. No pueden, pues, confundirse los objetivos y tareas entre gobierno y partido si no es al precio de matar la democracia. En ello estamos.

En efecto, hay dos acciones típicas de Sánchez que definen su autoritarismo. La primera es controlar a través de comités, oficinas y mil asesores al servicio de la Presidencia del Gobierno las tareas ministeriales. Se diría que cada Ministerio tiene su respectivo control en La Moncloa. Esta es una vieja práctica socialista, iniciada por González y Guerra, que llevó a sus extremos Rodríguez Zapatero y Sánchez ha proseguido sin rubor. La segunda es, sin duda alguna, la creación de este comité por encima de las instancias Ejecutivas de su partido y del Gobierno. Cuando la institución del Gobierno no esta separada, dividida y diferenciada netamente de la figura del partido político, o sea del PSOE, estamos al borde del precipicio autoritario. Sánchez ha optado por llevarnos a ese despeñadero para mantenerse en el poder. Si ya era difícil antes distinguir entre la labor del PSOE, por un lado, y las tareas del gobierno de España por otro, a partir del nombramiento de este comité de coordinación entre el PSOE y La Moncloa, será imposible la distinción. Terrible. Cuando desaparece la distinción de tareas y funciones entre el partido y el gobierno, estamos hundidos en las miserias reaccionarias y dictatoriales. Estamos a merced del caudillismo de Sánchez.

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