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Amando de Miguel

Las verdaderas preocupaciones de los españoles

Los políticos pueden hacer muchos favores si cuentan con un bien dotado presupuesto. No otra cosa es la verdadera esencia del poder.

Se ha manoseado mucho la famosa lista de las preocupaciones de los españoles, la que se deriva de algunas encuestas. Ya se sabe: el paro, la corrupción, el terrorismo, la clase política, etc. Es curioso que la lista suele corresponder con los asuntos que salen en los informativos. Me parece un repertorio engañoso. Intuyo que esas no son las auténticas preocupaciones de mis compatriotas, los mal llamados "ciudadanos y ciudadanas". En todo caso, serían los problemas colectivos que uno espera que resuelva el Estado. Lo cual es mucho suponer, porque se trata de cuestiones que exigen la participación de todos los contribuyentes. El Estado como tal (a los efectos, el Gobierno) poco puede hacer para satisfacer las necesidades de sus súbditos, salvo aliviar un poco la carga fiscal. Pero no veo yo que la Magdalena esté para tafetanes.

Insisto, lo que pueden hacer los gerifaltes con nuestros dineros es administrarlos razonablemente y remover los obstáculos para que se cree empleo. Entiéndase bien que el Gobierno no crea empleo, aunque alardee de ello. Lo que sí podría hacer es eliminar muchos puestos de funcionarios a dedo que no producen gran cosa. No caerá esa breva. Los políticos pueden hacer muchos favores si cuentan con un bien dotado presupuesto. No otra cosa es la verdadera esencia del poder.

Respecto a luchar contra la corrupción, habría que contar con la honradez de los políticos y altos funcionarios, lo cual es mucho suponer. En todos los partidos hay corrupción (proporcional al tiempo que llevan en el poder), y todos ellos favorecen el aumento de los impuestos. Ambas cosas se hallan relacionadas.

Las verdaderas preocupaciones de los españoles van por otro lado. Son los problemas que ellos mismos deben resolver con la ayuda de algunos profesionales. El primero es la salud, o mejor, la enfermedad. Es lo que llena las conversaciones de muchas personas. Para algunas empieza a ser una angustia, no solo sus alifafes, sino los de los familiares o amigos. Las encuestas no nos señalan que los entrevistados se angustien por esa cuestión; solo se reservan para comentarla con los miembros del círculo íntimo.

En los adultos, aparte de la salud y la alimentación, preocupan hondamente los problemas de relación con el cónyuge (ahora se dice "la pareja") y los hijos. No conozco a nadie que no los tenga. Tampoco aparecen en la lista de las encuestas. Sería un tonto el entrevistado que los manifestara.

Hasta aquí las preocupaciones que podríamos llamar más problemáticas. Luego están las que ocupan más tiempo. Las condiciones de trabajo (o de su búsqueda) podrían ser una de ellas. Pero a la cabeza se sitúan el fútbol (y por extensión, otros deportes) y la televisión. Eso es lo que llena más tiempo y fomenta más interés de mis contemporáneos. Ni qué decir que tampoco salen en la lista de las encuestas.

¿Y la política? Interesa mucho a todas las personas con las que me relaciono, pero no constituyen una muestra representativa de la población. Al conjunto de los españoles la política les produce indiferencia, lástima o incluso asco, según sean los interfectos (en el sentido vulgar). Es fácil anticipar que, ante unas próximas elecciones generales, la participación va a ser bajísima. Y eso que a los españoles les gusta sobremanera votar.

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