L D (Agencias) Es la imagen de la impotencia y frustración de un grupo de jugadores que ha llevado al equipo aragonés a la perdida de categoría veinticinco años después de su último descenso. Todos los componentes de la plantilla zaragocista se vieron envueltos en una tumultuosa pelea que se inició con el enfrentamiento de su portero César Láinez y que derivó en un intercambio de golpes a diestro y siniestro en el que la imagen del Real Zaragoza quedó seriamente tocada.
El Toro Acuña muy probablemente escribió en tierras castellonenses su último capítulo como jugador del Real Zaragoza, ya que al margen de las consecuencias que pueda acarrearle los hechos acaecidos en el césped del Madrigal el último partido no iba a poder disputarlo tras haber visto la quinta cartulina amarilla ante su rival. Su futuro deportivo muy probablemente no pasará por la capital aragonesa y con su incorporación a la selección paraguaya habrá dicho adiós a cinco años defendiendo la camiseta blanquilla.
Al igual que su equipo, el internacional paraguayo ha vivido una aciaga temporada en la que las lesiones, de distinta gravedad y de las que casi siempre se recuperaba de forma meteórica, se le han ido acumulando y en muy pocos momentos ha sido capaz de alcanzar su máximo nivel deportivo. Desde su llegada al club de la capital aragonesa en la temporada 1997-98, la fuerza y la entrega del ahora jugador hispano-paraguayo han marcado su rendimiento en la que ir y venir a su país para defender la camiseta rojiblanca se convirtió en algo habitual, lo mismo que unir una temporada a la siguiente sin descanso para defender los colores de su país.
En algunos momentos su entrega e incluso el jugar diezmado hizo pensar de que de seguir forzando sus recuperaciones para estar a disposición del técnico zaragocista podían conducirle a una lesión de un carácter más grave y a poner en peligro su participación en el Mundial de Japón y Corea. En el recuerdo de los aficionados quedarán sus espectaculares goles como el que logró ante el Real Madrid desde 35 metros que sorprendió a Iker Casillas y que le supuso a su equipo anotarse una de las nueve únicas victorias que ha sido capaz de lograr esta temporada. Aunque tampoco se podrá olvidar fácilmente lo acontecido en Villarreal, al margen de las consecuencias deportivas y extradeportivas que pueda terminar teniendo.
El Toro Acuña muy probablemente escribió en tierras castellonenses su último capítulo como jugador del Real Zaragoza, ya que al margen de las consecuencias que pueda acarrearle los hechos acaecidos en el césped del Madrigal el último partido no iba a poder disputarlo tras haber visto la quinta cartulina amarilla ante su rival. Su futuro deportivo muy probablemente no pasará por la capital aragonesa y con su incorporación a la selección paraguaya habrá dicho adiós a cinco años defendiendo la camiseta blanquilla. Al igual que su equipo, el internacional paraguayo ha vivido una aciaga temporada en la que las lesiones, de distinta gravedad y de las que casi siempre se recuperaba de forma meteórica, se le han ido acumulando y en muy pocos momentos ha sido capaz de alcanzar su máximo nivel deportivo. Desde su llegada al club de la capital aragonesa en la temporada 1997-98, la fuerza y la entrega del ahora jugador hispano-paraguayo han marcado su rendimiento en la que ir y venir a su país para defender la camiseta rojiblanca se convirtió en algo habitual, lo mismo que unir una temporada a la siguiente sin descanso para defender los colores de su país.
En algunos momentos su entrega e incluso el jugar diezmado hizo pensar de que de seguir forzando sus recuperaciones para estar a disposición del técnico zaragocista podían conducirle a una lesión de un carácter más grave y a poner en peligro su participación en el Mundial de Japón y Corea. En el recuerdo de los aficionados quedarán sus espectaculares goles como el que logró ante el Real Madrid desde 35 metros que sorprendió a Iker Casillas y que le supuso a su equipo anotarse una de las nueve únicas victorias que ha sido capaz de lograr esta temporada. Aunque tampoco se podrá olvidar fácilmente lo acontecido en Villarreal, al margen de las consecuencias deportivas y extradeportivas que pueda terminar teniendo.