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Carmelo Jordá

Aduladores del terror

No sé a ustedes, pero a mí cada vez que los veo se me revuelven las tripas.

Si hay algo que me indigna ante una aberración como la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos no es la lógica alegría de los asesinos o sus familiares, ni siquiera la de los amiguetes políticos de los etarras, véase Bildu y chusma anexa, que al fin y al cabo están en el mismo negocio. No, lo que me indigna de verdad es lo de los aduladores del terror, los que están a la que saltan con cualquier oportunidad de pasar la mano por el lomo de los asesinos y explicarles, y explicarnos a los demás, que ellos sí les entienden, que ellos son muy modernos y abiertos de mente, que ellos sí están dispuestos a luchar por la paz, no como esos cafres que defienden, fíjense ustedes qué vileza, a las víctimas.

Están en el Parlamento –qué no encontraremos hoy en día en nuestro Congreso– repartiendo carnés de demócrata; están por ahí pidiendo su derecho a decidir –y a llevárselo crudo–; y están también, cómo no, en no pocos medios de comunicación, firmando columnas comprensivas con los que asesinaban, muy pedagógicas, y normalmente insultantes para los que eran asesinados y sus familiares.

Se les llenan la boca y la pluma de términos como justicia, venganza, inmovilismo u oportunidad. Son también los del "tiempo nuevo" y las "distintas sensibidades". Sin olvidar otras palabras como caverna o ultra, bien sola, bien en compañía de derecha.

Una retórica y una aparente elegancia que esconde un sectarismo atroz, que les hace odiar más a la víctima que al verdugo, que hace que no se pregunten qué ha hecho alguien –si matar a más de 20 inocentes o si morir a manos de un cobarde– sino quién es ese alguien y cómo piensa.

Adulan a los terroristas, pero no porque tener "ansia infinita de paz", sino porque los prefieren, porque nos odian más a nosotros por ser de derechas o liberales o, simplemente, españoles.

Adulan a los terroristas porque las víctimas algo habrían hecho, y encima ahora siguen ahí, molestando y sin dejarles pactar por todo lo alto con estos muchachos, puede que un poco brutos pero al fin al cabo de izquierdas, como ellos.

Adulan a los terroristas y, aunque no dejan hablar de lo que supuestamente nos conviene a todos, siempre siempre siempre piden, o festejan, lo que sólo conviene a los asesinos.

No sé a ustedes, pero a mí cada vez que los veo se me revuelven las tripas.

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