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Carmelo Jordá

¿Qué PSOE vamos a tener?

Si el PSOE se suma a la demagogia republicana y radical, denlo por muerto sin ninguna duda; si no lo hace, tampoco crean que eso lo salvará.

Si el PSOE se suma a la demagogia republicana y radical, denlo por muerto sin ninguna duda; si no lo hace, tampoco crean que eso lo salvará.

Después de las elecciones europeas se ha hablado mucho de la debacle del bipartidismo –y es cierto que la cosa pinta color de hormiga a medio plazo para los dos grandes partidos–, pero el que se la juega de verdad a corto es el PSOE: la extrema izquierda que él mismo ha cebado desde hace años ya está aquí, es inteligente y está bien organizada.

Así, mientras al PP no le ha salido su Podemos particular, el PSOE sí que tiene el suyo y una disyuntiva muy complicada: o volver a ser el partido socialdemócrata de centro izquierda y con vocación de gobierno que se supone que era –ya sé que es mucho suponer– o, ante la previsible hemorragia de votos hacia los de Pablo Iglesias –y mira que tiene guasa que se llame justo así–, radicalizar todavía más su mensaje y convertirse en una Izquierda Unida de baratillo o, mejor dicho, de suplemento dominical pijo.

Veo más posibilidades de que opten por radicalizarse, pero es que además si eligen la primera opción lo más probable es que no sean capaces de construir un programa político lo suficientemente serio, maduro y creíble como para ser una opción a tomar en cuenta por el electorado moderado. No por nada sino por pura incapacidad, ¿o es que ustedes ven a los madinas, las chacones y las susanas haciéndolo?

Y lo malo es que si optan por la segunda opción tienen otro problema aún peor: la gente ya no se cree a la izquierda radical de suplemento dominical pijo, ahora que hay otra más convincente y que sí tiene un discurso complejo y, aunque sólo sea aparentemente, sólido.

Es decir, que o cambian pronto y se inventan algo o hagan lo que hagan serán historia en unos pocos años, lo que no tiene que ser necesariamente malo si son sustituidos por algo más razonable, menos sectario e intelectualmente un poco más presentable.

La cosa va a empezar a decidirse ya y, de hecho, la abdicación de Juan Carlos I ha dado a los socialistas la primera oportunidad de despeñarse por el barranco del radicalismo. Muchos están en ello, hay que ver que pasión por la autodestrucción tienen algunos, pero por ahora la línea oficial del ya debilísimo Rubalcaba no ha enloquecido del todo.

Si el PSOE se suma a la demagogia republicana y radical, denlo por muerto sin ninguna duda; si no lo hace, tampoco crean que eso lo salvará: tiene infinidad de oportunidades para equivocarse y las aprovechará casi todas, pero previsiblemente hará el proceso más largo y mientras hay vida hay esperanza. Con minúscula, claro.

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