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Cayetano González

Blanquear a ETA en las escuelas vascas

A estas alturas no debería extrañar a nadie que un Gobierno del PNV manipule la historia a la hora de contar a los jóvenes lo que ha sido ETA.

El análisis del material didáctico que ha preparado el Gobierno vasco para explicar en los colegios y escuelas del País Vasco la historia de ETA confirma lo que todavía muchos dirigentes políticos y periodistas se niegan a admitir: que ETA ha sido derrotada policialmente por la eficacísima actuación de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía, pero que en la batalla de contar la verdad de lo que ha pasado en los últimos cincuenta años van ganando los terroristas, sus amigos y sus cómplices, por goleada.

A estas alturas no debería extrañar a nadie que un Gobierno del PNV manipule la historia a la hora de contar a los jóvenes lo que ha sido ETA. Para no hacerlo, de entrada los del PNV tendrían que reconocer que ETA nació de sus entrañas, fue el hijo pródigo que en un momento determinado se fue de la casa del padre. Y después tendrían que admitir que, una vez que la democracia llegó a España, el País Vasco tuvo sus instituciones de autogobierno y su partido se instaló en el poder, éste no apoyó ni una sola de las medidas que desde las diferentes instituciones del Estado se tomaron para combatir a un grupo terrorista que asesinaba con gran impunidad a militares, guardias civiles, policías nacionales, políticos de partidos no nacionalistas, jueces, empresarios, periodistas o simples ciudadanos de a pie que pasaban por allí.

Tampoco debería extrañar que, si se pone al frente del Departamento de Paz y Convivencia, encargado de elaborar ese material didáctico, a Jonan Fernández, que fue concejal de Herri Batasuna en Tolosa, dirigente de la coordinadora Lurraldea que se opuso a la autovía de Leizarán –que ETA también combatió– y que luego lideró el movimiento Elkarri, salga lo que ha salido. Es un insulto a la inteligencia y una inmoralidad que en el citado material didáctico se dé voz a individuos como Julen Madariaga, uno de los fundadores de ETA; a la abogada de presos de la banda y exdirigente de Batasuna Jone Goirizelaia; al expresidente de Sortu –una de las marcas de ETA– Hasier Arraiz o a exmiembros de ETA como Izco de la Iglesia o Xabier Larena.

Es obvio que el objetivo principal de esta iniciativa del Gobierno de Urkullu es blanquear a ETA, y eso empieza por intentar justificar su nacimiento como una forma de lucha contra el franquismo. Pero no se explica a los jóvenes destinatarios de este material didáctico que ETA mató antes de la muerte de Franco y que lo siguió haciendo, muchísimo más, después. En concreto, el número de víctimas causadas por ETA entre 1960 y 1975 fue de 45, y entre 1975 y 2009 de 812. Se blanquea a ETA cuando el mensaje subliminal de algunos de los videos elaborados es algo similar a lo siguiente: "Bueno, lo de ETA estuvo mal, pero es que también hubo una violencia de Estado, en forma de represión, torturas o con grupos como los GAL". Se blanquea a ETA cuando se orilla a los verdaderos héroes, a los auténticos protagonistas de esta historia de terror, que no son otros que las víctimas. Sólo aparecen en los videos algunas víctimas que, por los motivos que sea, se han acomodado al paisaje creado por el nacionalismo vasco en torno al final de la banda terrorista.

Frente a este dislate, no queda otra que dar la batalla para lograr que se imponga la Verdad, con mayúscula, de lo que realmente ha sido ETA: un grupo terrorista que asesinó a un total de 857 personas, todas –sí, todas– inocentes, y que las mató por el simple hecho de ser españolas. Y proclamar que nunca hubo un "conflicto" ni una "guerra" entre dos bandos, sino que unos mataban y otros fueron asesinados.

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