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Cayetano González

Ejemplo, ¿de qué?

Pocos motivos tiene España, en la actualidad, para ser ejemplo o dar lecciones de nada a países como Francia o Bélgica

Uno de los lugares comunes de lo “políticamente correcto”, repetido hasta la saciedad por políticos y columnistas de diversa índole tras cada atentado terrorista de corte yihadista, es que España es un espejo donde deben mirarse los países que son objeto de esos atentados. La razón que esgrimen los defensores de esa tesis es muy simple: nuestro país sabe perfectamente lo que es el dolor y el sufrimiento causado por el terrorismo debido a los cincuenta años de crímenes de ETA y al atentado del 11-M de 2004.

Personalmente podría estar parcialmente de acuerdo con esa tesis. Estaría de acuerdo en resaltar el ejemplo de dignidad y fortaleza moral que nos han dado a todos los ciudadanos las víctimas del terrorismo, que además han renunciado al odio, a la venganza, porque confiaban, lo digo así en pasado, en la Justicia. Estaría de acuerdo en poner como ejemplo la reacción cívica y el apoyo prestado por gran parte de la sociedad española a las víctimas, sobre todo a partir del asesinato de Miguel Ángel Blanco cuyo decimonoveno aniversario acabamos de recordar. Estaría de acuerdo en subrayar la batalla global que desde el Estado de Derecho, con la ley, sólo con la ley, pero con toda la ley, dio al terrorismo de ETA los Gobiernos del PP presididos por Aznar. Pero ahí acaba la parte ejemplarizante que podemos exportar a otros Países si somos intelectualmente honrados.

Porque no quiero pensar que algunos crean que sea ejemplarizante la renuncia del PSOE, del PP y de la Justicia a saber toda la verdad del brutal atentado del 11-M. Ese es el gran baldón que pesa sobre nuestra democracia. El mayor atentado terrorista de nuestra historia está aún sin esclarecer en su parte fundamental: ¿quiénes fueron sus autores intelectuales que lo planificaron de tal forma que consiguieron cambiar el rumbo de nuestra historia reciente?

Tampoco quiero pensar que se pueda admitir como ejemplarizante el proceso de negociación política que llevó a cabo Zapatero con ETA y que incluso empezó antes de acceder al poder en el 2004, cuando autorizó al presidente del PSE, Jesús Eguiguren, que sondeara a los dirigentes de la banda terrorista sobre su predisposición a entablar un proceso negociador en caso de que el PSOE llegara a la Moncloa. Un proceso negociador que el PP de Rajoy, cuando alcanzó el poder en el 2011, heredó y continuó: ¿o se nos ha olvidado la puesta en libertad por parte de este ejecutivo del torturador-secuestrador de Ortega Lara, Josu Uribetxeberría Bolinaga?

Como tampoco es ejemplarizante el lavado que muchos quieren llevar acabo del pasado de ETA y de quienes han sido y siguen siendo sus cómplices. Un lavado que llega hasta la estulticia de que Zapatero, ¡cuánto daño ha hecho a España y a su partido este personaje!, alabe el que dos concejales de Bildu acudan diecinueve años después de su asesinato a un acto homenaje a Miguel Ángel Blanco. Como si lo relevante fuera ese hecho y no el que Bildu esté en las Instituciones, sin haber pedido antes públicamente perdón a las víctimas del terrorismo por el daño causado, y a ETA su disolución y entrega de las armas.

Como tampoco es ejemplarizante la exaltación de la figura de Arnaldo Otegui –“ese hombre de paz” como le llamó en su día Zapatero- al que el líder de la tercera fuerza política del País, Pablo Iglesias, le calificó “preso político” cuando salió hace unos meses de la cárcel.

Pocos motivos por tanto, en la actualidad, para ser ejemplo o dar lecciones de nada a países como Francia o Bélgica que están sufriendo de forma más descarnada los ataques del terrorismo yihadista. Lo que hace unos años fue un motivo de orgullo como sociedad, en los últimos tiempos se ha ido dilapidando por culpa, fundamentalmente, de un Presidente nefasto para España en la lucha contra el terrorismo como Zapatero y por otro, Rajoy, que optó por seguir su estela, renunciando a recuperar la política antiterrorista y de apoyo a las víctimas del terrorismo que si tuvo el Gobierno del PP entre 1996 y 2004.

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