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Cayetano González

Los apoyos de Sánchez

Tengo para mí que ese posible daño colateral a los intereses electorales de su partido no le importa mucho a Sánchez.

Tengo para mí que ese posible daño colateral a los intereses electorales de su partido no le importa mucho a Sánchez.
Pedro Sánchez | EFE

Pedro Sánchez morirá, políticamente hablando, con los mismos apoyos que le llevaron a ganar la moción de censura contra Mariano Rajoy en junio de 2018. Los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, los últimos de la actual legislatura, los sacará adelante gracias al apoyo de los independentistas catalanes de ERC, de los herederos políticos de ETA y de los que siempre están ahí para sacar "tajada", es decir, el PNV.

La decisión de ERC, Bildu y PNV de no presentar enmiendas a la totalidad de los presupuestos es una buena noticia para Sánchez, pero no está tan claro que lo sea para el PSOE en pleno periodo preelectoral, con unas elecciones autonómicas y municipales a siete meses vista. A los barones socialistas que pasarán por las urnas no les habrá hecho mucha gracia la visualización de estos apoyos.

Pero tengo para mí que ese posible daño colateral a los intereses electorales de su partido no le importa mucho a Sánchez. Él está en lo que está: mantenerse en el poder al precio que sea, llegar a la Presidencia de España en la Unión Europea en el segundo semestre de 2023 y luego ya llegarán las elecciones generales, que a día de hoy pintan muy mal para Sánchez y para el PSOE, a pesar de lo que diga el siempre fiel Tezanos.

Sánchez ha tenido estos apoyos durante toda la legislatura, por lo que no debería extrañar a nadie que los mantenga a día de hoy para sacar adelante las cuentas generales del Estado. Además, en el balance de cesiones/concesiones a esos socios, el saldo es bastante favorable al actual inquilino de la Moncloa. Con ERC, fue el propio Presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, quien desveló recientemente que había pactado con Sánchez que el Gobierno de la Nación no recurriría la ley del catalán en la escuela aprobada por el Parlamento de Cataluña, ley a la que se agarra la Generalitat para incumplir la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sobre la enseñanza del 25% en español. Pacto que desmintió Moncloa, pero lo cierto es que, a día de hoy, el Gobierno de España no ha recurrido la citada ley del catalán qué contó con los votos del PSC.

En el caso de Bildu, la ecuación presos por presupuestos es bastante clara. Ya la formuló Otegui y así se está cumpliendo. Quedan ya muy pocos presos de ETA que no hayan sido acercados a las cárceles ubicadas en el País Vasco. Pero el "que te vote Txapote" que popularizó un ciudadano en Sevilla durante un mitin de Sánchez va a estar muy presente en la memoria colectiva de los españoles cuando sean llamados a las urnas.

¿Y qué decir del PNV? El partido presidido por Andoni Ortuzar cumple a la perfección con ese dicho de que "la banca siempre gana". En este caso ha sido la renovación de la ley quinquenal del cupo del concierto económico —la última vez lo hizo Cristóbal Montoro en 2017— y muy probablemente la transferencia de los trenes de cercanías actualmente gestionados por Renfe.

El PNV siempre está ahí, atento al "cacho" que pueda sacar en Madrid. Ya lo dijo en su día el otro hora líder de este partido, Xabier Arzalluz: "Madrid es un zoco, donde todo se compra y todo se vende". Buena experiencia de cómo es el PNV la tiene Rajoy, que siete días después de que le apoyaran los presupuestos le dejaron tirado y votaron a favor de la moción de censura presentada por Sánchez. No sé si habrá tomado nota de ello el actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que parece empeñado, pensando en un futuro, en rehacer las relaciones con el PNV. Nunca seis escaños en el Congreso han valido tanto en la política española. El problema es que el nacionalismo vasco, como todo nacionalismo, es insaciable, y siempre quiere más.

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