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Cristina Losada

El aprendiz Feijóo

La incompetencia no es el punto débil de Feijóo, sino el del Gobierno. Por eso la proyectan sobre el líder de la oposición.

La incompetencia no es el punto débil de Feijóo, sino el del Gobierno. Por eso la proyectan sobre el líder de la oposición.
Alberto Núñez Feijóo. | EFE

Si existe o no existe el efecto Feijóo es cosa discutible, pero no se puede discutir que el Gobierno cree en su existencia. La prueba de que cree es que después del estreno del líder de la oposición en el Senado dio el tal efecto por desinflado. Si no creyera en su existencia, no se molestaría en anunciar su desaparición. Sólo lo que aparece desaparece. Incluso en la lógica política, tan ilógica, esa regla parece firme. De modo que haberlo, haylo o, en la tesis gubernamental, lo había hasta hace unas horas. Es decir, hasta el momento en que una confusión que tuvo Feijóo en una de sus intervenciones pinchara el efecto como un alfiler un globo de feria e hinchara, a su vez, el pecho del Gobierno lo suficiente como para subirse a la tarima y dar una lección al dirigente popular.

Hay que hacer notar que el elenco gubernamental tiene el mayor interés en presentar al político gallego como un aprendiz bisoño que carece de conocimientos y aptitudes para acceder al escalón superior donde se encuentran los presidentes del Gobierno de España. Y que una de las primeras en lanzar la piedra fue Yolanda Díaz, quien dijo, a cuenta de unas declaraciones sobre los datos del paro, que Feijóo no está capacitado para gobernar. Díaz lleva un par de años en el Consejo de Ministros y Feijóo presidió un Gobierno durante trece, por lo que se diría que el segundo tiene más experiencia. Pero es posible que encabezar un Gobierno autonómico sea asunto menor y no faculte para cargos de mayor rango, mientras que ser diputada confiera toda la competencia necesaria.

El comentario de Díaz parecía una pulla atribuible a una vieja enemistad, cincelada en el Parlamento gallego, pero se ve que es una apuesta del Gobierno la de atacar directamente, sin desvíos, el principal activo político de Feijóo, que es el de aparecer como un gobernante preparado y competente, y parecerlo. Es una apuesta verdaderamente audaz ésta del Gobierno, por lo inverosímil. La imagen del líder popular como un político que sabe hacer su trabajo está asentada, y prácticamente blindada. Su flanco débil no será ése. Podía ser el talón de Aquiles de Casado, pero curiosamente no aprovecharon aquella vulnerabilidad. Ahora, en cambio, se proponen atacar al nuevo líder del PP no por su punto más débil, sino por el más fuerte. La temeridad de la apuesta da que pensar.

Y lleva a pensar en una apuesta desesperada. La verdad no anda muy lejos. La situación del Gobierno ha cambiado radicalmente en el ecuador de la legislatura. Durante sus dos primeros años estuvo protegido por la excepcionalidad de la epidemia. Fue un período tan excepcional que ni siquiera se rindieron cuentas de la gestión de la excepcionalidad. Todo quedó congelado. También el conflicto entre los dos socios del Gobierno. Pero con el fin de la excepcionalidad ha quedado a la vista aquello que durante la epidemia, por pura necesidad, permaneció tapado y taponado. Nada encubre ya las señales de alarma. La incompetencia no es el punto débil de Feijóo, sino el del Gobierno. Por eso la proyectan sobre el líder de la oposición.

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