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Daniel Blanco

Un Athletic de Bilbao con buena pinta

Tras su despido del Barcelona en enero de 2020, Ernesto Valverde vuelve al Athletic para imponer el sello que tuvo en sus dos épocas anteriores.

Tras su despido del Barcelona en enero de 2020, Ernesto Valverde vuelve al Athletic para imponer el sello que tuvo en sus dos épocas anteriores.
Ernesto Valverde, durante el partido Athletic de Bilbao-Rayo Vallecano en San Mamés. | EFE

Corría enero de 2020 y a Ernesto Valverde (Viandar de la Vera, Cáceres, 1964) se le vino el mundo encima. Una derrota del Barcelona que dirigía ante el Atlético en la semifinal de la Supercopa de España, en Arabia Saudí, le llevaba al paro. Fue una decisión complicada de tomar. El equipo era líder pero por la ciudad condal existía la tendencia de que aquel Barcelona no jugaba a nada. Venía caliente el ambiente por dos eliminaciones humillantes en la Champions (Roma y Liverpool) y una derrota en la final de Copa ante el Valencia. De nada sirvieron en aquel instante las dos Ligas y la Copa del Rey conseguidas por el club desde que el extremeño se hiciera cargo de la nave. Todo se vino abajo.

Después vino la pandemia, llegaron Setién, Koeman y luego Xavi al Barcelona. Valverde se refugió en su familia, en su hobby fuera del fútbol, la fotografía. Ernesto rechazó alguna oferta suculenta hasta que, a comienzos de este verano, se le vinculó con dos candidaturas a la presidencia del Athletic. Cuando ganó Jon Uriarte se confirmó el fichaje del técnico por su club, el de casi toda su vida.

Porque para Valverde (Sestao, Espanyol, Barcelona, Athletic y Mallorca de jugador) el club de su vida es el Athletic. Porque como entrenador lo ha hecho todo allí. Dirigió al juvenil, al filial, al club en tres etapas distintas (2003-2005, 2013-2017 y esta última). Porque aunque probó en Villarreal, Espanyol (finalista de una UEFA, como jugador y como entrenador, subcampeón las dos veces), Valencia, Olympiakos y el mismo Barça, él se ha considerado siempre ‘león’. No hay discusión cuando le preguntas por el club bilbaíno. Es su vida.

Ha comenzado bien este Athletic de Valverde esta Liga en la que, por qué no, opta a puesto europeo. Se dice con la boca pequeña pero no sería descartable que el Athletic cruzara fronteras el año que viene. Tiene buena plantilla y ha comenzado con el viento a favor la temporada. El otro día decía Andoni Iraola, míster del Rayo, que no exageraba cuando decía que los bilbaínos han merecido ganar los seis partidos. Y es cierto. Los cinco puntos que han volado, todos de San Mamés, un empate ante el Mallorca y una derrota ante el Espanyol, pudieron ser victorias.

Dicen algunos en Bilbao que ha aprovechado Valverde la obra de Marcelino. El asturiano tejió una tela de araña defensiva complicada de sobrepasar. Eso le ha valido a los leones para comenzar con trece puntos en la tabla, uno de los mejores comienzos de nunca en la historia del equipo. Y lo ha hecho con el estilo propio de siempre, con garra, con fuerza, con transiciones rápidas, el fútbol que siempre le ha gustado al Txingurri. Valverde ha puesto su sello, quizá con los cimientos que alzó Marcelino pero con más llegada y con más combinaciones arriba. Lo mismo juega con Berenguer y Nico Williams por banda, con Muniain de enganche e Iñaki Williams arriba, que alterna la posición de Iñaki para que juegue por banda y permute posiciones con Muniain. Es el Athletic un equipo que llega desde el medio. Con Dani García y Sancet espectaculares en la creación y en la llegada a portería. Y ha vuelto Ander Herrera, la pieza que, quizá, faltaba. Un tipo con pasado rotundo en la institución. Que se tiene que acoplar tras largo tiempo de inactividad pero que lo hará sin discusión.

Con estas directrices camina el Athletic para animar la Liga, algo que siempre se le ha dado bien a los de San Mamés. Un equipo que, de manera habitual, estuvo arriba y que había perdido la línea europea en los últimos años. Para eso ha vuelto Valverde, para volver a afrontar ese reto que siempre le salió bien a Ernesto. La última clasificación Champions data del 2014, aquel año inolvidable en el que el conjunto vasco quedó inmediatamente después de Atlético, Barcelona y Real Madrid.

Vuelve con fuerza Valverde porque es un técnico que siempre la tuvo. No muy dado a grandes titulares y alejado de los grandes focos. Por eso algunos dicen que Barcelona se le quedó grande. Tildado como hombre gris, como tímido, su labor quedó marcada por esas noches infaustas en Europa. Pero su palmarés no le deja atrás. En Bilbao están de enhorabuena.

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