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EDITORIAL

¿Actuarán alguna vez Rajoy y Sánchez con sentido de Estado?

Tras el simulacro de este viernes, ninguno de los dos va a actuar con la responsabilidad y el sentido de Estado que exigen las actuales circunstancias

Tras el simulacro de reunión celebrado este viernes por los dos principales dirigentes políticos españoles, queda claro que Rajoy y Sánchez no son la solución a la crisis política que atraviesa el país sino sus principales causantes. Ambos líderes mantuvieron un encuentro de circunstancias, tras el cual volvió a quedar patente que ninguno de los dos va a actuar con la responsabilidad y el sentido de Estado que exigen las actuales circunstancias.

Rajoy ha decidido no dar un paso atrás, que permitiría a su partido convertirse en una pieza más del engranaje necesario para acabar con la actual situación de bloqueo institucional. Enrocado en las siglas y arropado por sus principales colaboradores, el presidente en funciones coloca su futuro político por encima del destino de su propio partido y de los intereses de sus votantes. La catarata de casos de corrupción que afectan al Partido Popular, en algunos de los cuales él mismo aparece involucrado, debería haber sido motivo suficiente para una retirada discreta antes de los pasados comicios. Lejos de ello, Rajoy trata de hacer ver que los problemas internos del PP son meras anécdotas ajenas a su persona, que pueden solventarse con un par de parrafadas en el seno de los órganos internos de su partido con el aplauso de la clac que todavía le defiende.

Por su parte, Pedro Sánchez actúa como si el PSOE hubiera alcanzado bajo su dirección una victoria que le legitimara para hacer y deshacer a su antojo, cuando lo cierto es que ha protagonizado un batacazo electoral de dimensiones históricas. El secretario general de los socialistas sabe que sin el concurso del PP no es posible su llegada a La Moncloa, salvo que lo haga en brazos de las fuerzas separatistas y antisistema, que pretenden convertirlo en un monigote a su merced. A pesar de lo conflictivo de esa posibilidad, que espeluzna a los dirigentes territoriales de su partido, Sánchez persevera en una especie de negociación a varias bandas condenada al fracaso por su rechazo diametral a cualquier entendimiento con el primer partido del parlamento español.

A la vista de la actual situación solo hay dos posibilidades para resolver este nudo gordiano en que se ha convertido la política española tras las elecciones del 20-D. O un Frente Popular liderado nominalmente por un PSOE debilitado o nuevas elecciones, alternativa esta última que parecen preferir también los dirigentes del movimiento ultraizquierdista podemita. Así las cosas ha llegado el momento de que tanto Rajoy como Sánchez abandonen sus pretensiones egoístas y hagan honor a lo que se espera de ellos: o un acuerdo de gran coalición o nuevas elecciones. Lo que están haciendo hasta ahora no es más que prolongar una situación de incertidumbre que tanto daño puede causar a España, especialmente en medio de la tormenta financiera que amenaza a las principales economías del continente.

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