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EDITORIAL

Caso Junqueras: la España de Rajoy y Sánchez cosecha lo que siembra

A España la hace mucho más daño un Gobierno incompetente o pusilánime o directamente cómplice con los peores enemigos de la Nación que un fallo infame como el del TJUE.

Lo primero que cabe preguntarse sobre la sentencia emitida este jueves por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el condenado golpista Oriol Junqueras es si habría sido similar si, por ejemplo, el caso afectara a un separatista bávaro incurso en un golpe de Estado o a un líder corso condenado por la Justicia francesa por sedición. La respuesta parece obvia para todos, empezando por Junqueras y demás liberticidas: de ninguna manera.

Las instituciones comunitarias tienen varas de medir muy distintas para sus socios, en función del peso específico que tienen estos en la Unión; y también soportan la presión de muy distinta manera si quien presiona es Alemania o, el caso es sangrante, España. Esa es la realidad intolerablemente aceptada… cada vez menos, como ha quedado meridianamente claro con el Brexit y con los resultados que cosechan formaciones muy críticas con la forma en que se maneja la UE en países como Polonia o Hungría, muy celosos de su independencia tras vivir durante decenios sometidos al totalitarismo comunista.

En el caso Junqueras, si hay algo peor que la iniquidad de las instituciones europeas es la actitud de los propios Gobiernos de España. Una actitud signada o por la incompetencia o por la pusilanimidad o, cómo no barajarlo, la subrepticia complicidad.

Y es que hoy no estaríamos como estamos si los Gobiernos de la Nación hubiesen cumplido con su primera, fundamental obligación. De hecho, se ha venido pidiendo a las instituciones comunitarias que hiciesen lo que las españolas –excepción hecha de la Corona– no han querido: enfrentarse de verdad a la amenaza separatista.

Si Mariano Rajoy y su vicepresidenta con plenos poderes para Cataluña, Soraya Sáenz de Santamaría, hubiesen impedido el referéndum del 1-O, nada de esto habría pasado. Por otro lado, tratar de convencer a los magistrados del TJUE de que los sujetos con los que el actual presidente del Gobierno está pactando su permanencia en el poder son unos golpistas que pretenden dinamitar el orden constitucional de un país miembro de la Unión es demoledor… para la imagen de España, a la que hace mucho más daño un Gobierno incompetente o pusilánime o directamente cómplice con los peores enemigos de la Nación que un fallo infame como el del TJUE.

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