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EDITORIAL

Coronavirus, oscurantismo informativo y tentación totalitaria

La sociedad y los partidos opositores deben extremar la vigilancia para que los social-comunistas no se dejen vencer por la tentación totalitaria.

La primera obligación de un gobernante en momentos de crisis como el actual es transmitir confianza a la ciudadanía. Y para ello lo mejor que puede hacer es ser honesto, demostrar su competencia, redoblar su compromiso con la transparencia y transmitir información útil y cierta.

Cómo decirlo: en España gobierna Pedro Sánchez.

La renuencia del presidente del Gobierno a proporcionar información digna de tal nombre provoca que, a día de hoy, más de dos mil muertes después, aún no sepamos cuántos miembros del Ejecutivo están contagiados por el coronavirus, ni cuál es su verdadero estado de salud. Increíble, indignante, pero cierto. Este apagón informativo, intolerable en un régimen democrático, reviste especial gravedad por su clamorosa causa: el Gobierno no quiere facilitar datos que remachen su tremenda responsabilidad en la expansión de la pandemia con su ominosa incitación a acudir a las manifestaciones feministas del 8-M, devenidas formidables amenazas para la salud pública.

En vez de reparar siquiera en parte su imperdonable error facilitando datos relevantes de todo tipo, el Gobierno practica un oscurantismo absolutamente injustificable y terriblemente perjudicial, cuando no se dedica a filtrar información pensada para desestabilizar... al propio Gobierno. Así se las gastan socialistas y comunistas cuando se emparejan en matrimonios de conveniencia. El juego es sucio y especialmente indecente cuando España se encuentra sumida en su peor crisis sanitaria desde la instauración de la democracia. Pero qué cabe esperar de sujetos de la catadura de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que han dado sobradas muestras de carecer del menor escrúpulo.

El Gobierno social-comunista no sólo no comunica, sino que parece volcado en impedir que la ciudadanía pueda estar debidamente informada en medio de una situación en que la información es cuestión de vida... o multitud de contagios y muertes. De ahí las peroratas tan sentimentaloides como hueras de Sánchez y las conferencias de prensa sin prensa, con preguntas filtradas y sin posibilidad de repreguntas, aberración antiperiodística más propia de regímenes liberticidas como los que promueve y pretende importar el vicepresidente comunista.

Este Gobierno irresponsable, sobrepasado, incompetente, practica además el oscurantismo informativo mientras cunden la aprensión y la desconfianza en un país sometido a confinamiento y en estado de alarma. La sociedad y los partidos opositores deben extremar la vigilancia para que los social-comunistas no se dejen vencer por la tentación totalitaria de la que hablaba Jean-François Revel. No será por falta de ganas por parte de, al menos, la facción bolivariana, encabezada por un Pablo Iglesias que, en caso de que la vicepresidenta Carmen Calvo dé finalmente positivo por coronavirus y Sánchez sucumba a la lacra como de hecho ha sucumbido su esposa –otra destacada protagonista de las manifestaciones de la vergüenza–, se encaramaría a la jefatura del Gobierno...

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