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EDITORIAL

El 'mal negocio' de Feijóo en Cataluña

El PP ya sabe lo que le ocurre cuando trata de agradar al separatismo. La última prueba la tiene en las pasadas elecciones catalanas.

Núñez Feijóo se presentó ante la clase empresarial catalana como flamante presidente del Partido Popular, en un acto celebrado en el Círculo de Economía de Barcelona en el que se refirió al intento de golpe de Estado de octubre de 2017 simplemente como "un pésimo negocio" para la economía catalana. El líder del PP y aspirante a desbancar a Sánchez de La Moncloa exaltó también "la fuerza de una nacionalidad como la catalana" y apeló a la sensibilidad de los empresarios presentes en el acto para "reconectarse" con la economía española y "recuperar liderazgo" para salir de su actual "decadencia".

Para el presidente popular, el procès fue únicamente un error estratégico con efectos nocivos para la economía de Cataluña y no una intentona golpista patrocinada, impulsada y defendida precisamente por la burguesía catalana que aplaudía sus continuas genuflexiones en nombre del futuro Gobierno de España. Los empresarios presentes en el acto patrocinaron la inmensa corrupción de la banda de los Pujol, promovieron los delirios separatistas de Artur Mas cuando el tinglado del pujolismo se vino abajo y aplaudieron el intento de golpe de Estado del separatismo, que ha hundido la economía catalana y fracturado definitivamente a la sociedad en esa comunidad autónoma.

Puesto a hablar de economía, Feijóo podría haber tenido palabras para los miles de empresarios que huyeron de Cataluña cuando se produjo el intento de golpe de Estado, obligados por la situación política provocada por un Gobierno nacionalista en abierta rebeldía contra el orden constitucional de la Nación de la que forma parte. En lugar de eso prefirió contemporizar con los empresarios que patrocinaron la intentona secesionista, prometiéndoles que con él en el poder volverán a prosperar como antes del procès.

El PP ya sabe lo que le ocurre cuando trata de agradar al separatismo. La última prueba la tiene en las pasadas elecciones catalanas, en las que Vox casi le triplicó en número de escaños, un peligroso antecedente que debería tener en cuenta Feijóo antes de humillarse ante la burguesía nacionalista catalana como hizo este pasado viernes. Su llamamiento a recuperar una pretendida normalidad en las relaciones entre Cataluña y el resto de España es, por otra parte, un insulto a la inteligencia de los ciudadanos, que asisten diariamente a los ataques del separatismo contra las instituciones españolas entre el aplauso de sus beneficiarios, que ahora también ovacionan a Núñez Feijóo.

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