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EDITORIAL

García Albiol, antítesis de Sánchez Camacho

La elección de García Albiol será un acierto en la medida en que suponga un giro sincero de la política del PP en Cataluña.

La elección de Xavier García Albiol para liderar la candidatura del PP en las próximas elecciones catalanas es la apuesta de Rajoy para evitar la debacle electoral que venían anunciando todas las encuestas. Según los estudios demoscópicos el retroceso del Partido Popular de Alicia Sánchez Camacho adquiría tintes de catástrofe, al perder dos tercios de sus actuales diputados autonómicos. El PP se convertiría así en un partido residual en Cataluña, el principal temor que los dirigentes del PPC han hecho llegar a Rajoy con insistencia en las últimas semanas.

Ante panorama tan poco halagüeño, resultaba evidente la necesidad de un cambio que implicara no sólo variar la imagen con la que el PP concurrirá a las elecciones sino, sobre todo, la revisión en profundidad del mensaje con que los populares quieren llegar a los electores de Cataluña.

La elección del exalcalde de Badalona cumple con ambas premisas, pues si por algo se ha distinguido García Albiol a lo largo de su carrera política es por su identificación con los principios y valores que caracterizan al votante tradicional del PP. Junto a esta defensa de las ideas, el candidato popular a la presidencia de la Generalidad suma la ausencia de complejos con los que ha defendido siempre públicamente su proyecto político.

No cabe duda de que la elección de García Albiol para encabezar la candidatura del PPC constituye un giro notable en la política de Rajoy en Cataluña. Ahora bien, cabe preguntarse si este cambio rotundo se hace con voluntad sincera de enmendar errores pasados y si, a pocas semanas de la cita electoral, hay tiempo suficiente para que el nuevo mensaje cale en un electorado fuertemente desilusionado por los incumplimientos del Gobierno y la pasividad del PP con el proyecto secesionista del separatismo catalán.

En todo caso, la apuesta de Rajoy por Xabier García Albiol es un movimiento táctico que entraña un escaso nivel de riesgo. Si el PP pierde estrepitosamente en Cataluña, como han venido anunciando todas las encuestas hasta ahora, la dirección nacional podrá achacar la derrota a la elección de un candidato que representa el ideario popular postergado por sus actuales dirigentes. Si obtiene un buen resultado, Génova tratará de compartir ese éxito, no sin razón.

La elección de García Albiol será un acierto en la medida en que suponga un giro real de la política del PP en Cataluña. Si se trata únicamente de una táctica electoralista para salvar a su partido de una derrota dolorosa y competir exitosamente con Ciudadanos, cuya candidata carece del tirón popular de Albert Rivera, el PP habrá perdido la oportunidad de volver a participar dignamente en la batalla por la unidad de la Nación y el orden constitucional en la región que, precisamente, más lo necesita.

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