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EDITORIAL

Huelga de desquiciad@s

Lo que resulta tremendamente preocupante es el apoyo blanqueador que el 'establishment' político, sindical y mediático está brindando a la huelga del sexismo aberrante.

En lugar de conmemorar la larga, encomiable y exitosa lucha de la mujer por su plena implicación en la vida económica, política y social de las sociedades modernas, grupos feministas de extrema izquierda se disponen a convertir el Día Internacional de la Mujer en una surrealista y patética jornada de huelga –que afectará también a los "cuidados en el ámbito familiar"– en protesta contra la opresión femenina por parte de "la alianza entre el patriarcado y el capitalismo", según su bochornosa prosa de cafetería universitaria.

Estos desquiciados exponentes de la ideología de género, que pretenden sustituir la lucha de clases marxista por la no menos despreciable y tóxica lucha de sexos, arremeten contra el "capitalismo" y "el neoliberalismo salvaje", silencian ominosamente las vejaciones, discriminaciones y violencias que padecen las mujeres en los países islámicos y se niegan a reconocer los espectaculares avances alcanzados en este ámbito en las sociedades capitalistas modernas, en general, y en la española, muy en particular.

No cabe extrañarse de que una formación de extrema izquierda como Podemos, alabardera de regímenes zafiamente machistas como el chavista-madurista que devasta Venezuela y comandada por un esbirro de la ferozmente misógina República Islámica de Irán, trate de contrarrestar su desplome en las encuestas con este agit-prop repugnante que se olvida de la legítima reivindicación de la igualdad de derechos y deberes en beneficio de una demencial lucha de sexos que criminaliza al hombre por el mero hecho de serlo.

Qué fundamental y esclarecedora es la comparación entre el manifiesto de esta horda liberticida y el que han publicado en El País 28 destacadas intelectuales que, lejos de sentirse víctimas del "heteropatriarcado", celebran que la inmensa mayoría de las españolas sean "libres para elegir carrera profesional, trabajo y tipo de vida".

Lo que resulta tremendamente preocupante es el apoyo blanqueador que el establishment político, sindical y mediático está brindando a la huelga del sexismo aberrante. Ahí está, sin ir más lejos, el súbitamente activista Mariano Rajoy: en lugar de hacer suyo el lógico desprecio que la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, y la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, han mostrado a la gran mamarrachada del día 8, voceros del presidente acomplejado han corrido a mostrar su "máximo respeto" por una huelga que, con total seguridad, no secundará la inmensa mayoría de las mujeres, incluida la esposa del propio Rajoy, que por supuesto seguirá siendo el enemigo público número uno para este feminismo empapado en odio con el que pretende ridículamente congraciarse.

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