Por si alguien dudaba de que RTVE es una maquinaria al servicio de Pedro Sánchez, su muy sectaria administradora provisional se ha encargado de dejarlo bien claro en el escándalo de los debates electorales.
Rosa María Mateo dio inicio a su última cadena de despropósitos en plena ronda de consultas de Felipe VI con los partidos para una posible nueva sesión de investidura. Mientras el Rey escuchaba las propuestas de los distintos dirigentes políticos, RTVE daba en organizar los debates electorales de una cita electoral entonces inexistente, lo que ha hecho que la oposición ponga el grito en el cielo.
Y es que la biempagada comisaria socialista proponía la celebración de dos debates cara a cara, entre Pedro Sánchez y Pablo Casado y entre Sánchez y Pablo Iglesias, mientras marginaba al dirigente de Ciudadanos. Sin la menor explicación. Como absurda compensación, la comisaria ofrecía a Rivera un cara a cara con Casado, lo que evidentemente haría las delicias de su patrón Sánchez, por los indudables réditos que obtendría el partido socialista al ver enfrentarse a dos potenciales aliados a sólo unos días días de la cita con las urnas. Lógicamente, la indignación en Cs con la comisaria Mateo es máxima, y sus dirigentes ya han anunciado que recurrirán a la Junta Electoral Central su decisión de excluir a Rivera de los cara a cara con Sánchez.
En cuanto al líder de Vox, Santiago Abascal, quedaría vetado y su participación en la programación electoral de RTVE se limitaría a su presencia en un debate a cinco. Sin comentarios, verdaderamente. Estos niveles de descaro son estupefacientes aun teniendo en cuenta que se trata del PSOE y sus comisarios.
Después de purgar a decenas de profesionales por no ser como ella, la comisaria Mateo sigue haciendo alarde de su sectarismo con este tipo de enjuagues en beneficio de Sánchez, con el que comparte una desfachatada falta de escrúpulos.
Rosa María Mateo ha hundido la audiencia de los informativos y la escasa credibilidad que le pudiera quedar a RTVE como medio de comunicación imparcial. Si ya fue un error nombrarla, es un injustificable abuso que siga detentando un cargo que evidentemente no merece.