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EDITORIAL

Lo imperdonable

Ciudadanos y Vox deben dejarse de boicots estúpidos el uno y de peligrosas pataletas el otro y centrarse en lo más importante: desaprovechar la extraordinaria oportunidad de corregir el 29-A con el 26-M sería poco menos que imperdonable.

Los acuerdos alcanzados este fin de semana por los tres partidos del centro-derecha nacional tuvieron por consecuencia la conformación de numerosos Gobiernos municipales liberal-conservadores, entre ellos el de la capital, del que ha sido desalojada la pésima Manuela Carmena (que ha renunciado de inmediato a su acta de concejal, por si quedaran dudas de la catadura y el compromiso del peor alcalde que ha tenido Madrid en la etapa democrática).

Lo anterior hacía presagiar el encarrilamiento de las negociaciones para la conformación de cuantos más Gobiernos autonómicos liberal-conservadores, mejor, a fin de asentar una red de "plazas de resistencia frente a un hipotético Gobierno frentepopulista comandado por Sánchez y sostenido por el potentado comunista Pablo Iglesias", como comentábamos en el editorial precedente.

Sin embargo, parece que los acuerdos sabatinos no han reforzado las relaciones entre PP, Ciudadanos y Vox, sino todo lo contrario. Sirvan como prueba el portazo de Vox al PP de la Comunidad de Madrid, la amenaza del partido de Abascal de entregar Granada al PSOE o que Ciudadanos incluso contemple adelantos electorales en lugares tan sensibles como la propia Comunidad de Madrid.

En Libertad Digital hemos denunciado incontables veces lo injusto e insensato del ninguneo de Ciudadanos a Vox, y las graves consecuencias que podría acarrear a la Nación, que tanto se juega ante la funesta perspectiva de un Gobierno frentepopulista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias más que dispuesto a pactar con formaciones antiespañolas como las que están devastando Cataluña. Pero no podemos por menos que denunciar los arrebatos que a veces parecen hacer presa en la dirigencia voxera. Arrebatos que pueden llevarle a confundir la firmeza con la intransigencia, hacerle olvidar que en ocasiones lo mejor es enemigo de lo bueno y cometer errores de cálculo y timing muy perjudiciales para su partido y sobre todo para la ciudadanía.

En estas complejas negociaciones a tres bandas, el PP ha de llevar la voz cantante y servir de conector. Por el momento, parece ser el que más está poniendo para sacar adelante la tan necesaria alternativa antisanchista que anhela ver materializada el votante liberal-conservador nacional. Ciudadanos y Vox deben dejarse de boicots estúpidos el uno y de peligrosas pataletas el otro y centrarse en lo más importante: desaprovechar la extraordinaria oportunidad de corregir el 29-A con el 26-M sería poco menos que imperdonable.

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