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EDITORIAL

Pablo Iglesias, más vil que chabacano

Resulta lamentable que su despreciable vileza no pase mayor factura social a Podemos.

No es de creer que al presidente del Gobierno, como ha dicho Pablo Iglesias en sede parlamentaria, "le importe un huevo", "se la sude" o "se la pele" ningún informe respecto de la facultad que la ley confiere al Gobierno para vetar aquellas iniciativas que, a su juicio, afecten a los ingresos o los gastos presupuestarios aprobados por el Parlamento. Lo que es evidente es que el líder de Podemos, con su lenguaje indigno y soez, además de una ignorancia supina del ordenamiento constitucional, ha demostrado ser un execrable maleducado.

Con esta forma tan ostentosa de exhibir su necedad y su grosería, Iglesias podrá pensar que representa a esa "gente" que, según él, no se sentía representada en el Parlamento hasta la llegada de su formación liberticida. Sin embargo, lo único que ha dejado claro es que sigue teniendo tan poco respeto a la sede de la soberanía nacional como a la memoria, la dignidad y la justicia que merecen las víctimas del terrorismo.

El hecho de que representantes de Podemos hayan calificado de "víctimas" a los proetarras que atacaron salvajemente a dos guardias civiles y a sus parejas en un bar de Alsasua demuestra que su vileza no sólo es una cuestión de formas: es, sobre todo, de fondo.

Podemos se ha reunido este miércoles en el Congreso con los familiares de los nueve imputados por la salvaje agresión y ha suscrito un manifiesto junto a los proetarras de EH Bildu y otras formaciones separatistas, como ERC, PDeCAT y PNV, en el que se reclaman la puesta en libertad a los tres proetarras que permanecen en prisión por los hechos y que lo que hicieron no se considere "delito de terrorismo". Y es que para los podemitas, la brutal paliza que esos cobardes energúmenos propinaron a los guardias civiles entre gritos de "hijos de puta", "cabrones", "fuera de aquí", "putos picoletos" no pasó de simple riña de bar sin la menor relación con la violencia terrorista propia de ETA y su entorno.

El manifiesto es tan nauseabundo que hasta ha provocado malestar en algunos diputados de Podemos, como el guardia civil Juan Antonio Delgado Ramos y el juez en excedencia Juan Pedro Yllanes. Sin embargo, el fétido documento no debería sorprender a nadie si se tiene presente que Pablo Iglesias hace tiempo que manifestó que considera "razonable" que los presos de ETA vayan "saliendo de la cárcel".

Resulta lamentable que su despreciable vileza no pase mayor factura social a Podemos; pero no es menos cierto que rara vez los partidos constitucionalistas se atreven a poner de relieve el comunismo trasnochado, empobrecedor y liberticida de esta formación que no hace más que ponerse del lado de sujetos repugnantes como los salvajes de Alsasua o los condenados Alfon y Bódalo.

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