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EDITORIAL

Una burla macabra

La burla macabra perpetrada ayer por la ETA no es más que una fase más de este plan de rendición del Estado de Derecho ante una banda terrorista.

La banda terrorista ETA escenificó ayer una grotesca entrega de armas en un video cuya cochambre estética sólo es equiparable a la miseria moral de sus protagonistas. Al esperpento de la entrega de tres pistolas y algunos paquetes de explosivo inutilizado como si fuera una prueba del desarme definitivo de la banda asesina, hay que unir el insulto a la inteligencia que supone la existencia de una peculiar Comisión Internacional de Verificación, cuyos miembros se han prestado a la fantochada a cambio de unos honorarios que, a falta de determinar su origen, probablemente hayamos pagado también todos los españoles.

Resulta vergonzoso que haya fuerzas políticas como el PNV dispuestas a magnificar esta burla siniestra de la banda por la entrega de un material ridículo en comparación con las requisas de cualquiera de las muchas operaciones antiterroristas llevadas a cabo por la Policía y la Guardia Civil. El que una pantomima de tan bajo nivel sirva a los nacionalistas para proclamar el éxito de un pretendido proceso de desarme "sin marcha atrás", demuestra nuevamente la coincidencia de objetivos políticos que batasunos y peneuvistas siempre han compartido.

Pero la tomadura de pelo perpetrada ayer por terroristas y verificadores, con el aplauso de los nacionalistas, es la confirmación de que el proceso de paz pergeñado por Zapatero sigue cubriendo etapas. Así lo ha dejado claro el secretario general del PSE, Pachi López, con sus palabras saludando la farsa etarra como "un paso que va en la buena dirección" y, sobre todo, apelando a la necesidad de "gestionar un tiempo nuevo". El expresidente Zapatero dio inicio a esta negociación política antes incluso de llegar al poder y, una vez en La Moncloa, lo llevó hasta sus últimas consecuencias con la colaboración directísima del actual secretario general de los socialistas españoles, Alfredo Pérez Rubalcaba. Lo que estamos viendo no es más que una fase más de este plan de rendición del Estado de Derecho ante una banda terrorista.

En eso consiste esa "nueva etapa" a la que hacen referencia constante los socialistas, cuya gestión le toca culminar al Partido Popular desde el Gobierno de la Nación. Una tarea que, a la vista de lo que viene ocurriendo desde hace algún tiempo, no parece que esté llevando a término con especial desagrado.

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