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EDITORIAL

Unidad constitucionalista: de Colón a las urnas

Es especialmente oportuno el llamamiento que ha hecho Pablo Casado a Ciudadanos, Vox y los "socialistas descontentos" para echar del Gobierno a quien no es solución sino parte decisiva del problema.

Pedro Sánchez no busca mantenerse en el Gobierno para poder llevar a cabo una política económica tan nefasta como la que destilan los injustos y empobrecedores Presupuestos Generales del Estado para 2019, afortunada y definitivamente rechazados este miércoles en el Congreso. Tampoco porque crea que la resolución del desafío separatista pasa por una negociación de igual a igual entre el Gobierno y la Generalidad en manos de los golpistas, con la figura del mediador tantas veces reclamada, primero por el terrorismo etarra y el secesionismo vasco y después por el secesionismo catalán.

Si Sánchez ha aceptado esa nauseabunda negociación con los separatistas o ha elaborado unos Presupuestos que pretendían, ciertamente, privilegiar e inundar de millones a la Administración catalana en rebeldía a costa de una mayor presión fiscal y de un mayor endeudamiento para el conjunto de los españoles, ha sido más bien porque era la única forma que tenía de tratar de seguir en el Gobierno, voluntad de permanencia en el poder ante la que un nihilista como él lo sacrifica todo.

El hecho de que el insaciable maximalismo de los golpistas haya hecho, paradójicamente, fracasar el felón intento de Sánchez de contentarlos no borra la catadura moral y política de un personaje que se ha demostrado capaz tanto de pactar un programa de gobierno comprometido con la defensa de la Nación y moderadamente socialdemócrata –como el que alcanzó con Ciudadanos hace tres años– como pergeñar unos Presupuestos al gusto de la extrema izquierda podemita y de sus inadminisbles cesiones a los separatistas.

Aunque el maximalismo de los secesionistas y el hartazgo de los españoles ante tanta cesión –hartazgo visible en la multitudinaria y transversal manifestación de la Plaza de Colón del pasado fin de semana– hagan inevitable para Sánchez el adelanto electoral, su fijación por el poder no va a desaparecer. Por ello es especialmente oportuno el llamamiento que ha hecho Pablo Casado a Ciudadanos, Vox y los "socialistas descontentos" para echar del Gobierno a quien no es solución sino parte decisiva del problema. Ese llamamiento pretende mantener vivo el espíritu de unidad constitucionalista en defensa de la Nación y el Estado de Derecho de la concentración de Colón, y es tanto o más pertinente si se tiene en cuenta que no son pocos los políticos e intelectuales de la órbita de Ciudadanos que se empeñan en mentir al negar el carácter constitucionalista a una formación como Vox y en procurar que se le aplique un injusto y temerario cordón sanitario.

Dado lo que se juega España en estas elecciones, nunca ha sido más necesario que ahora que los constitucionalistas sean conscientes de que lo que les une es mucho más importante que lo que les separa.

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