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Emilio Campmany

¿Es un pájaro? ¿Es un avión?

Iceta es el perfecto caballo de Troya de los independentistas para tal objetivo, para ir logrando concesiones y acabar celebrando el referéndum.

¡No! Es Miquel Iceta viajando por el puente aéreo a velocidad match2. Sin embargo, Iceta no es Iceta o, al menos, no es sólo Iceta. Esto lo reconocen todos los medios de comunicación. Iceta es un guiño, Iceta encarna un mensaje, dicen. Se equivocan. Iceta es un programa. El bailón catalán representa mejor que nadie esa especie de tercera vía a la que se ha apuntado Pedro Sánchez y que coloca al PSOE en el centro de dos extremos igualmente execrables, los independentistas y los del 155, eufemismo que incluye a los de la foto de Colón. Esta manera de ver las cosas no gusta a todos los socialistas, pero en ese partido se imponen las ideas del que reparte el presupuesto y, en el pesebre, no se discute con el que suministra la alfalfa.

Ahora bien, si Iceta es un programa, ¿qué programa es? Básicamente todo se reduce a las declaraciones de Granada (2014) y Barcelona (2017). Se trata de proyectos vagos que hablan de una reforma de la Constitución que convierta a España en una federación. La reforma en la que están pensando en realidad es una que atribuya a Cataluña suficientes privilegios como para que los independentistas se conformen para unos años. No sólo, sino que de una manera u otra la reforma ha de contemplar la posibilidad, más o menos complicada, de un referéndum. Eso es lo que es Iceta.

La reforma que Iceta pretende acabará naturalmente con la unidad de España, al menos a largo plazo, para cuando los separatistas cuenten con un 65 % del electorado, como él mismo dijo. Es cierto que los separatistas desprecian una solución federal. Pero, desde el momento en que la federación no es más que un señuelo para esconder nuevos privilegios y un referéndum al final del camino, es seguro que los de la Esquerra y lo que quede de los pedecatos la apoyarán. A los demás nos la venderán como la ansiada solución al problema catalán con la esperanza de que no queramos ver que es la esquela anticipada de nuestra nación. Y, mientras tanto, el PSOE en el poder repartiendo sinecuras.

Iceta no es sólo un tipo algo rollizo disfrazado de Superman volando por el puñete aéreo. Ni siquiera es sólo el programa oculto que el PSOE pretende aplicar en esta legislatura. Es el perfecto caballo de Troya de los independentistas para tal objetivo, para ir logrando concesiones y acabar celebrando el referéndum de independencia en una región que, controlada a lo Goebbels por los medios nacionalistas, terminará votando separarse de España. Si no lo hace a la primera, lo hará a la segunda, a la tercera o a la cuarta. Y, si Iceta es el caballo de Troya de los independentistas, Pedro Sánchez no es más que el tonto útil que lo arrastra intramuros. Si no me creen, ya verán como los separatistas terminan apoyando el nombramiento de Iceta como senador autonómico para que pueda presidir la Cámara Alta y perpetrar desde allí la traición que lleva más de seis años planeando.

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