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Eva Miquel Subías

El corsé no le sienta bien

Francamente, Cospedal ha demostrado sobradamente lo que debía, con lo que puede permitirse el lujo de mostrar cierta espontaneidad y liberarse de ese corsé que le empieza a dejar señales en las costillas.

En tiempos de las cada vez más previsibles y mortalmente aburridas campañas electorales estamos acostumbrados a escuchar lindezas de todo tipo. Improperios nada refinados y escasamente ingeniosos hacia el adversario.

Esta semana, sin embargo, el todavía presidente de Castilla-La Mancha ha encendido cierta chispilla con la comparación establecida entre la candidata popular y Sarah Palin, el alma más visible y combativa del Tea Party.

Según José María Barreda, María Dolores de Cospedal le recuerda a la republicana, "que tenía buena presencia, era muy agresiva pero tenía poco fondo". "Pura fachada", añade.

Bien. Tras ser acusado de tener un comportamiento machista, se le "insta" a retirar sus "groseras palabras" desde la Secretaría General del Partido Popular de aquella Comunidad.

Supongo que hace ya demasiado tiempo que decidí apearme del peldaño de lo políticamente correcto por inicio de asfixia y es por ello que una servidora no ve por ningún lado la más mínima connotación machista en el símil utilizado por el aspirante socialista. Y sí cierta gracia, aunque no lleve demasiada razón.

Con una trayectoria profesional inmaculada, esta abogada del Estado no ha escatimado en esfuerzo, en perseverancia y en sacrificio. Ella misma lo apunta en sucesivas entrevistas y así es. No es fácil demostrar rigor y seriedad cuando apareces en el top de la lista de las mujeres más deseadas de 2010 en el Magazine de El Mundo. Y entre nosotras, esto le habría chiflado hasta a Mª Teresa Fernández de la Vega, no fotem. Tampoco es sencillo pasear por determinados círculos albaceteños tras haber tomado la valiente decisión de ser madre soltera y someterse a un tratamiento de fecundación. Ocupar la Secretaría General de una formación donde la figura del número dos ha venido siendo tradicionalmente encomendada a rostros masculinos del más férreo aparato, tampoco es dulce lecho de rosas, precisamente.

Mujer ambiciosa sin regodeos, con carácter y personalidad. Suficiente, a pesar de no ser siempre apta para todos los públicos. Estilosa y atractiva, para mayor afilamiento dental de muchas. En eso, por desgracia, las mujeres seguimos siendo campeonas. Me refiero a lo que me refiero, sí.

Y a pesar de que no hay oposición que te garantice el olfato político, sí tengo la certeza de que suele moverse bien en las distancias cortas. Se le resiste un pelín todavía la gran hinchada aunque los sondeos, tozudos, juegan a su favor y puede ser la protagonista de un cambio político histórico. Y es más, estoy plenamente convencida de que llegará a ser una excelente presidenta.

Me gusta leerla en entrevistas más desenfadas. Le sientan bien. Y, francamente, Cospedal ha demostrado sobradamente lo que debía, con lo que puede permitirse el lujo de mostrar cierta espontaneidad y liberarse de ese corsé que le empieza a dejar señales en las costillas. No se trata de ningún consejo, simplemente de un deseo.

Y como el edificio es sólido, dejen a Barreda que siga instalado en manidos tics y eslóganes clásicos del socialismo de provincias. Esa "pura fachada" dará para mucho, ya lo verán. O eso espero, por lo menos.

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