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Federico Jiménez Losantos

Cuando el monosabio se hace el amo de la plaza

Lo que tiene que plantear Iglesias es un referéndum. Y si pierde frente a Felipe VI disuelve su partido y se va.

Lo que tiene que plantear Iglesias es un referéndum. Y si pierde frente a Felipe VI disuelve su partido y se va.
Pablo Iglesias, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso. | EFE

Los aficionados a la Fiesta Nacional, tan en peligro como todo lo nacional, hasta el punto de que es más fácil que acabe siendo nacional de Francia que de la tierra donde nació, saben que el nombre de monosabio, con el que se designa al ayudante de las cuadrillas en la plaza, viene de unos monos que triunfaban en un circo de Madrid haciendo como que sabían matemáticas, y sumaban números con entrenada exactitud. Más o menos como un economista de Podemos, pero en selvático y simpático.

Un día, esos hombres que tan valerosamente ayudan a los picadores a soportar la embestida, y que sólo con su gorrilla han salvado del cornalón a tantos varilargueros derribados, estrenaban uniforme: pantalón azul oscuro y camisa roja. Y sonó una voz de las que ya no suenan en Las Ventas, como si resucitara El Ensabanao u otro vozarrón de aquellos que el torero temía más que al toro, tronando: “¡Pero si pa´ecen los monos sabios!”

Y como los monos eran popularísimos en Madrid, tras la síntesis de rigor, en monosabios se quedaron, siempre apreciados en la primera plaza del mundo. En Nimes, que es la primera de Francia, chicos y chicas usan los mismos colores, pero unos con pantalón vaquero y otros no. El viernes, Ponce, sin Anita en la barrera, cortó tres orejas y salió por la Puerta de los Cónsules, pero al darle la vuelta al ruedo, o sea, al coso romano, a un bravo toro de Victoriano del Río, les singes savants, quedaban deslucidos. Espero que los aficionados franceses, tan celosos de la estética, lo arreglen pronto.

 

El monosabio podemita


 

El vocabulario taurino, como ha estudiado Andrés Amorós, era una cantera inagotable del idioma español en la época dorada del periodismo parlamentario. Y fácil de actualizar: “se le fue vivo” (Sánchez a Casado), “no sale del salto de la rana” (Teodoro) “sólo toreo de espejo” (Arrimadas), “manso y reservón” (Campo), “zambombo” (Guitarte), pregonao” (Rufián), “sesión de mansos” (socios del PSOE), “desecho de tienta” (Bildu) o “una presidencia sin decoro apuntilla una tarde para la vergüenza” (Meritxell).

Pero a veces una imagen taurina sale de la bruma y Las Ventas del Espíritu Santo se animan con la aparición de la fantasma. Sin Rajoy, no hay Don Tancredo. Pero desde que Pablo Iglesias ha recuperado la camisa roja y presume de mandar, puede decirse que los monosabios han tomado la plaza.

En los últimos días, mientras la ONU condenaba al régimen de Caracas por crímenes de lesa humanidad, sin que la Oposición haya anunciado alguna iniciativa contra la franquicia española del régimen genocida, Pablenin ha sacado del armario la vieja camisa roja de La Tuerka y se ha reunido con Rufián y los bildutarras. No ha escondido, al contrario, su complicidad con la banda etarra, a la que quiere sacar de la cárcel alardeando de una discreción que en él es exhibicionismo. Anteayer dijo muy terne que los Presupuestos “no gustarán a Ciudadanos”; y ayer, que la prioridad de su partido o partida de partidas “es la República”.

¿Qué República nos quiere imponer Iglesias?

El potentado de Galapagar es un zahorí de los chollos inmobiliarios: logró comprar una gran parcela con casoplón y piscina tasada en un millón doscientos mil euros -una casa normal de clase media, ha dicho Anson- por la mitad de su precio y con el aval físico del mismísimo tesorero del partido, para que nadie dudara del respaldo financiero de Podemos al Gran Timonel. Pero impresiona más como buscador del chollo de formas de Estado, que mentes más limitadas debaten entre monarquía y república, parlamentaria o despótica, constitucional o plebiscitaria, y federal o unitaria o confederal. Bah, tonterías. Ante el Consejo Ciudadano, o Soviet del jardín de su casa, ha enhebrado estas reflexiones, cegadoras a fuer de luminosas:

  1. "Es tarea fundamental" de Podemos "trabajar para avanzar hacia un horizonte republicano que profundice en la democracia española" (…) "entender el momento de crisis en el que se encuentra la monarquía y el modelo de Estado que encarna la propia monarquía" (…) "tener la valentía y audacia de poner sobre la mesa la necesidad de que España avance hacia el horizonte de una nueva república" (…)

2/ "La monarquía ya no representa las nuevas oportunidades de negocio de los sectores empresariales más dinámicos. Esos sectores tienen que formar de un nuevo horizonte republicano que también significa modernización económica, mayor eficiencia y mayor capacidad competitiva en el marco de Europa". (…)

3/ Que ese "horizonte republicano" sirva como "escenario de superación de la crisis territorial que vive España" para un modelo de Estado "más federal, confederal, construido sobre la pluralidad y diversidad de España".

4/ "Cada vez menos gente en España entiende, especialmente los jóvenes, que ya en pleno siglo XXI la ciudadanía no pueda decidir quién tiene que ser su jefe de Estado y que este no tenga que responder ante la Justicia como cualquier ciudadano o como cualquier cargo público".

5/ Iglesias se dice consciente de que no se da la mayoría parlamentaria suficiente para impulsar una reforma constitucional (…) Podemos es el "ejemplo" de que las cosas pueden cambiar: "En política, las cosas puede cambiar y nuestra fuerza ejemplifica que todo puede cambiar. Objetivos que parecen imposibles se convierte en realidad a veces más rápido de lo que parece".

Repasemos las reflexiones del pensador que se viste de monosabio en homenaje a los humildes del Ruedo Ibérico. En el punto 1/ insiste en el horizonte, y en su valor y audacia para avanzar hacia el horizonte. Pero todo horizonte es inalcanzable, nadie llega nunca a él, porque se aleja al acercarse. “Oficina de horizonte” es una obra surrealista de teatro de Miguel Labordeta, de la que, muy probablemente, Iglesias desconoce autor y argumento. Pero es fácil entender que ofrecer un proyecto surrealista a un partido político es como la corrida submarina de Diego Bardón, aportación al Teatro Pánico que no pudo pasar del dibujo: toros afeitados con escafandra, toreros buzos y espectadores zambulléndose un minuto para volver rápido a la superficie. Lo que tiene que plantear Iglesias no es un horizonte sino un referéndum. Le animo a un plebiscito: echar de España a la monarquía o echar a Podemos. Y si pierde frente a Felipe VI disuelve su partido y se va con el Padre Ángel.

Podemos y los nuevos sectores económicos


 

Eso nos lleva a saltar sobre el punto 5: todo puede cambiar muy rápido y Podemos lo demuestra. Si Podemos es él, sin duda: nadie ha prosperado tanto como Pablenin y familia mientras su partido se hundía tan rápidamente. De sus fundadores, quedan él y los tesoreros: Monedero y el del casoplón. Si Sánchez lo echa del Gobierno, Podemos se iría por el vertedero más próximo. Nada podría cambiar más rápidamente que su estado hipotecario.

Tal vez esta inquietud por el dinero y su futuro o viceversa explica la reflexión, pasmosa en un comunista, sobre la inadecuación de la monarquía parlamentaria a las expectativas de negocio de los sectores más dinámicos. ¿Una balcanización de España, con una o varias repúblicas en el famoso horizonte, animaría a invertir a los sectores más dinámicos del capitalismo? ¿Son éstos el Chapo Guzmán, el Cártel de los Soles, Maduro o Raúl Castro? Dinámicos, tal vez. ¿Crédito internacional? ¡Si no invierten ni en Argentina! ¿De esto hablaba con Ana Botín en la Casa de América? Debería explicarse.

También debería explicar el punto o reflexión número 3. ¿Qué clase de república, en el horizonte o más a mano, nos plantea: federal o confederal? Dado que el sujeto de soberanía define al Estado, y dado que no está claro que él sea el líder en torno al cual se vaya fundar la república de repúblicas, ¿dónde reside la soberanía en el pueblo español, o en pueblos diversos, plurales y lo que quiera, pero que debe definir: ¿soberanía riojana, sí o no? Una república no puede ser a la vez federal y confederal o unitaria y federal. En el horizonte, tal vez, para nunca llegar a ella, pero en la realidad, jamás.


 

Justicia para todos menos para Iglesias


 

Y llegamos al punto más exigente: que el Jefe del Estado sea elegido por la ciudadanía y responda ante la justicia por sus actos como los demás. El rey fue elegido por una mayoría aplastante Jefe del Estado cuando votó la Constitución, donde además se especificaba al heredero de Juan Carlos I. Lo que no existe es una monarquía parlamentaria puesta a votación cuando las circunstancias lo aconsejen o lo impongan. Hay una sola experiencia, casi tan mala como la de las dos repúblicas españolas: la monarquía visigoda, que al ser electiva propició cuarenta reyes, casi todos asesinados, en dos siglos. Algo inestable para los inversores, por dinámicos que sean sus negocios.

Y lo que el Consejo Ciudadano podría haber preguntado es: ¿cómo puedes pedir que el Rey responda ante la Justicia como todos, si tú huyes de ella refugiado en tu condición parlamentaria, si pides que Martín Villa sea juzgado en Argentina, pero tú no vas a Bolivia, donde la Justicia te reclama?

Un castizo se preguntaría: ¿dónde se ha visto que un monosabio se anuncie en las Ventas como figura del toreo? La triste respuesta sería: aquí.

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