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CÓMO ESTÁ EL PATIO

Obama necesita un par de tardes con Zapatero

El presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Hussein, que iba a traer al planeta una nueva era de paz, bienestar y concordia entre los pueblos, está en estos momentos en el punto más bajo de valoración general de sus compatriotas que cualquier otro presidente en la historia estadounidense a esas alturas (bajuras) de mandato.

El presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Hussein, que iba a traer al planeta una nueva era de paz, bienestar y concordia entre los pueblos, está en estos momentos en el punto más bajo de valoración general de sus compatriotas que cualquier otro presidente en la historia estadounidense a esas alturas (bajuras) de mandato.

El tío ha pulverizado todas las marcas de desprestigio habidas y por haber incluido el caso de Jimmy Carter, que ya es ponerse, y eso que aún le quedan tres años de mandato en los que puede dejar el listón del descrédito público a un nivel inalcanzable para cualquier otro futuro aspirante.

Zapatero, en cambio, sigue teniendo una aprobación aceptable según todas las encuestas y, en todo caso, superior a Rajoy, si es que esto último significa algo. La cuestión es saber qué está realizando mal Obama que en cambio Zapatero hace tan bien, porque en un mundo globalizado, los problemas a los que se enfrentan los distintos países son similares.

Pues bien, parece claro que la diferencia entre Barack y José Luis es que nuestro presidente cumple sus promesas, mientras su equivalente norteamericano tiene la honestidad imprescindible para modificar su criterio cuando ve que la realidad no es la que él dibujaba en la campaña electoral. Obama ha visto que sus deseos no pueden transformar la realidad y ha cambiado su curso de acción. Zapatero sigue creyendo que sus pensamientos tienen el poder de transformar el mundo, especialmente la economía, a la que acaba de ordenar que comience a crecer de inmediato, por eso no siente ninguna necesidad de modificar el rumbo. Resultado: el yanqui se hunde en las encuestas y el leonés sigue como un tiro liderando la clasificación de los políticos en materia de aceptación popular

Obama debería haber anunciado la retirada inmediata de las tropas de Irak, hasta el último soldado, el mismo día en que tomo posesión del cargo de presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, como hizo Zapatero al día siguiente de llegar al poder en España. A continuación tendría que haber cerrado Guantánamo, retirado también las tropas de Afganistán, implantar un sistema de seguridad social por decreto y cancelar las restricciones legales al comercio con Cuba. Todo un programa de reformas ambicioso que los americanos hubieran agradecido tanto como los españoles lo hicieron respecto a Zapatero, reeligiéndole por cuatro años más.

Que el daño para el prestigio de los Estados Unidos hubiera sido irreparable como lo ha sido para España es indudable, pero para maquillar los desperfectos ya están las grandes corporaciones mediáticas, siempre dispuestas a incensar al líder progresista cuyo advenimiento llevan esperando los intelectuales de la costa Este casi tanto tiempo como Gabilondo en estos pagos.

Sí, es cierto que Zapatero prometió también pleno empleo y vamos camino de llegar al extremo opuesto, pero ¿qué es la devastación económica con más de un millón de familias al borde de la indigencia frente a conquistas democráticas tan rutilantes como el matrimonio homosexual, la ley del aborto (las niñas de 16 incluidas como beneficiarias) o el estatuto de Cataluña? Al menos en España se valoran más estos extremos que la realidad económica del país, porque de lo contrario la popularidad de Zapatero estaría en el subsuelo demoscópico, como le ocurre a su amigo Obama.

Barack necesita un par de tardes con Zapatero, a poder ser en presencia de Moratinos, cuya capacidad comunicativa es más que notoria. Si quiere gobernar de manera decente a su país, es preciso que huya de cualquier contacto, siquiera diplomático, con nuestro ZP, pero si de lo que se trata es de que los ciudadanos le aplaudan, nuestro presidente puede darle un par de clases muy provechosas. Y si Gabilondo y Mamen acuden a la entrevista, el éxito estará más que garantizado. Los americanos tendrán Obama para otros cuatro años como nosotros aquí a Zapatero por otros veinticinco. Tirando por bajo.

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