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TIEMPO LIBRE

Quintas en Madeira

Una lujuriante flora y una frondosa vegetación cubren las montañas esmeraldas de Madeira. Desde que en 1419 la descubriera el navegante Gonçalves Zarco, muchos han sido los visitantes ilustres que la han elegido como destino; la emperatriz Sissi y Winston Churchill, por poner dos ejemplos. Tal es su belleza que en 1999 fue declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.

Una lujuriante flora y una frondosa vegetación cubren las montañas esmeraldas de Madeira. Desde que en 1419 la descubriera el navegante Gonçalves Zarco, muchos han sido los visitantes ilustres que la han elegido como destino; la emperatriz Sissi y Winston Churchill, por poner dos ejemplos. Tal es su belleza que en 1999 fue declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.
Quinta da Bela Vista.
Dicen que el aire de la isla tiene virtudes terapéuticas. Además, las aguas cristalinas del mar mantienen una temperatura muy agradable durante todo el año, debido a las corrientes cálidas del Golfo.
 
Funchal es la población más importante. Está situada en una bella bahía, al sur. Es un bello mosaico que sorprende por su disposición sobre colinas. Las casas parecen trepar por las laderas colindantes, formando un colorido anfiteatro. A sus pies se abre esplendoroso el océano, con toda su gama de azules.
 
En el centro de la isla hay dos conglomerados montañosos volcánicos: Paúl da Serra, donde la niebla proporciona un toque místico a la naturaleza, y el Pico Ruivo, el techo local (1.862 metros). Hay una ruta de senderismo para acceder a la cima. Aunque el ascenso tiene sus dificultades, merece la pena, porque las vistas son magníficas.
 
Quinta do Estreito (restaurante).El resto es ya un manto verde. Para conocerlo, lo mejor es andar sin prisas por la isla, siguiendo los caminos que bordean las levadas. La vegetación es exótica, y hay especies florales únicas, como la laurissilva. La mezcla de orquídeas, azucenas, primaveras, buganvillas, lirios, hortensias, magnolias, jacarandás y azaleas deleitan nuestros ojos y forman un espectacular mosaico de colores.
 
 
QUINTA DO ESTREITO (ESTREITO DE CÁMARA)
 
Ubicada en una ladera y rodeada por miles de viñedos, la Quinta do Estreito ofrece unas vistas maravillosas donde el azul furioso del Atlántico se mezcla con el tibio verdor de las viñas. Se nota que estamos en la región vinícola más importante de Madeira, y que esta Quinta fue, hace años, una de las principales productoras.
 
QUINTA DA BELA VISTA (FUNCHAL)
 
Lo primero que llama la atención al llegar a esta villa son las inmensas fachadas, de un color blanco inmaculado: invitan al sosiego y a la calma. Después, su privilegiada posición: en lo alto de la sierra, a 3 kilómetros de Funchal. Las vistas al mar y las montañas son impresionantes.
 
JARDINS DO LAGO (FUNCHAL)
 
Dice la historia que, durante las guerras napoleónicas, esta quinta sirvió de residencia al general británico Beresford. Esto es un orgullo para la finca, que ha dado el nombre del militar inglés a uno de sus restaurantes. Edificada a mediados del siglo XVIII, está sobre una de las colinas, de gran interés histórico, que circundan Funchal. Todos los balcones dan al sur y a unas bellas vistas.
 
QUINTA DO MONTE (FUNCHAL)
 
La espesa vegetación de los alrededores se confunde con los tonos rojizos y blanquecinos del edificio. La finca tiene 5.000 metros cuadrados de jardines tradicionales, con lujosos paseos de agradables sombras bajo árboles con más de tres siglos. Los interiores son espaciosos y están decorados con gusto. Las bañeras con hidromasaje son un verdadero lujo.
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