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MARAGALL

El peor enemigo del PSOE

Encendido por la atmósfera mitinera, y siendo ya presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall manifestó un día públicamente sus dudas sobre dos rasgos del Partido Popular de Cataluña: su condición catalana y su carácter democrático. Poco dado a pensar sus frases antes de formularlas, frente al público que ocupaba la Pineda de Gavà en la Festa de la Rosa del PSC pidió al partido que preside Josep Piqué, textualmente, que demostrara "generosidad, haciendo honor al partido catalán que es, si es que lo es, y como partido democrático que es, si es que también lo es".

Encendido por la atmósfera mitinera, y siendo ya presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall manifestó un día públicamente sus dudas sobre dos rasgos del Partido Popular de Cataluña: su condición catalana y su carácter democrático. Poco dado a pensar sus frases antes de formularlas, frente al público que ocupaba la Pineda de Gavà en la Festa de la Rosa del PSC pidió al partido que preside Josep Piqué, textualmente, que demostrara "generosidad, haciendo honor al partido catalán que es, si es que lo es, y como partido democrático que es, si es que también lo es".
Pasqual Maragall, presidente del Gobierno autonómico de Cataluña.
Dos dudas muy significativas que explican por qué pudo pactar con sus socios de gobierno un acuerdo general de exclusión del partido que acababa de obtener 393.499 votos en las elecciones autonómicas (11’89 %), que cuatro meses más tarde lograría 620.348 votos catalanes en las elecciones generales (15’5 %) y que poco después resultaría el segundo partido más votado en Cataluña en las elecciones europeas (17’7 %). Los firmantes extendieron la exclusión del PP, por el que votan cientos de miles de catalanes en cada convocatoria electoral, más allá del marco autonómico.
 
A punto de ser investido, el nieto del poeta que había escrito que el sentimiento catalanista era tanto un amor a Cataluña como un desamor a Castilla amenazó al Gobierno español con un drama si las instituciones del Estado rechazaban sus pretensiones. Algunas de esas pretensiones eran, a la vista de las "Bases para un nuevo estatuto" producidas por el PSC, la representación exterior de Cataluña y la ruptura de la unidad del poder judicial. En el curso de esa sesión, Maragall habló de "un camino sin retorno", lo que sólo puede interpretarse de un modo: el hombre que estaba a punto de presidir Cataluña no reconocía a los Gobiernos centrales y autonómicos del futuro la misma legitimidad que se arrogaba el suyo para rediseñar el marco institucional.
 
Siendo alcalde, Pasqual Maragall había condecorado a Porcioles, el alcalde nombrado por Franco y al que él había servido como alto funcionario. Existe una escultura de Joan Brossa donde aparece la cabeza de Porcioles sobre una bandeja; el Ayuntamiento de Barcelona jamás ha permitido su instalación. Desde 1960 el ayuntamiento franquista organizó homenajes a Joan Maragall, el autor de la Oda a Espanya (1898) que concluye con el célebre Adéu, Espanya! El primero de los citados homenajes lo presidió Francisco Franco, en mayo de 1960, en la Biblioteca Central de Barcelona.
 
Cuando Maragall accedió a la presidencia, el PP gobernaba España con mayoría absoluta. Pocos dudaban entonces de que repetiría su triunfo en marzo de 2004, salvo los que estaban preparando las bombas de Atocha. Maragall ha llegado a negarle al PP su eficacia en la lucha contra ETA. Ningún otro socialista se ha atrevido a tanto. En octubre de 2004, tras la detención en Francia de la cúpula terrorista, afirmó que "un golpe tan tremendo a ETA no se hubiera podido dar antes", porque con el Gobierno de Aznar "faltaba por parte de España una idea clara de cuáles podían ser sus alianzas internacionales".
 
Cree que Cataluña debe decidir sobre la totalidad de sus ingresos y que el mantenimiento del actual modelo limitará su crecimiento económico. Considera, al modo del primer catalanismo político, que Cataluña es la locomotora de España, que esa locomotora necesita carbón y que la solidaridad tiene un límite. Sostiene que Cataluña debería tener un trato bilateral con España en todos los terrenos y, a pesar de las crecientes muestras de disgusto de otros dirigentes y presidentes autonómicos socialistas, está convencido de que culminará felizmente su proyecto gracias al apoyo personal de Zapatero.
 
El presidente de Castilla-La Mancha, el socialista José María Barreda, le dedicó esta frase: "Cuando yo miro para mi región no pierdo la perspectiva del conjunto de España. Espero que él tampoco la pierda". El valenciano Joan Ignasi Pla, secretario general del PSPV-PSOE, tuvo que pedirle "prudencia" al presidente catalán a la hora de realizar ciertas manifestaciones sobre la lengua.
 
Manuel Chaves.Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE, se ha opuesto repetidamente al modelo de financiación que propugna Maragall. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente socialista de la Junta de Extremadura, ha calificado el discurso maragaliano de "violento y poco socialista", añadiendo: "Cuando un socialista, como Maragall, se olvida de las personas y sólo piensa en los territorios, estoy viendo a un nacionalista y no a un socialista".
 
Al pronunciarse el president a favor de un pacto de gobierno PNV-PSE, porque "sería bueno para el país", el candidato socialista a lehendakari le recordó que "en Euskadi decidimos los socialistas vascos". Felipe González ha publicado en El País un artículo que prima la ciudadanía sobre el territorio y que parece dedicado a su compañero.
 
Los socialistas se están hartando de Pasqual Maragall; ven en su discurso, en sus planes, en su presión sobre Zapatero y en su costumbre de interferir en los asuntos de otras autonomías un foco permanente de inestabilidad y de problemas. Como le escribió en carta pública un concejal socialista de Miravilles amenazado por ETA: "La única intención que tienen tus declaraciones es mantener debilitado al gobierno central para que tú puedas conseguir algo más de tajada en este tira y afloja sobre el modelo de España. Me parece una irresponsabilidad. (...) No eres serio".
 
Maragall actúa como si ignorara que la mayoría de los catalanes que le votaron lo hicieron porque era la opción del PSOE, siglas que él se empeña en esconder. Intentó sin mucho éxito crear un movimiento ciudadano ajeno a los partidos y favorable a su sola persona. Tengo a los dirigentes socialistas por muchas cosas, pero no por ingenuos. Ya es hora de que empiecen a comprender quién es su peor enemigo.
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