Menú

Ideas

LA CONSOLIDACIÓN DEL PRIÍSMO

Ya tienen Estatuto

La verdad es que me había propuesto no escribir sobre el nuevo Estatuto de Cataluña. Me parecía todo demasiado obvio: que no se iba a llegar al 50% de participación, que el texto, tosco, contradictorio, inconstitucional en gran medida –a pesar de la anchísima manga de la Constitución de 1978–, soberanista e intervencionista, iba a ser aprobado por el 30% del electorado o poco más. Y, por supuesto, que la clase política catalana iba a dar por bueno lo que no lo era, iba a atribuir legitimidad a su Frankenstein político aun cuando careciera de ella a ojos vista y el célebre 90% de apoyo del Parlamento catalán se hubiera reducido a un tercio en su traslado a las urnas.
MENTIRAS, ORWELL Y MAQUIAVELO

El príncipe Zapatero

El presidente Zapatero miente. Eso en España no importa mucho, mientras sean mentiras de izquierdas, como eran las de Clinton. Durante la jornada de reflexión de las últimas elecciones generales, y en notoria infracción de las normas electorales españolas, el ahora ministro Rubalcaba acusó al presidente Aznar de mentir conscientemente sobre la autoría de los crímenes del 11 de Marzo. Quien conozca al señor Aznar sabe que no está en su carácter el mentir: recuerden cómo no cedió a las presiones de su partido para que se desdijera de la promesa de abandonar el poder después de dos legislaturas.
Thomas Paine.
LIBREPENSAMIENTOS

Thomas Paine, un burgués radical

Dentro de la perspectiva del liberalismo descubrimos notables autores que son percibidos desde determinadas dogmáticas con sospecha o recelo, debido a la heterodoxia, radicalismo o independencia que se les imputa, a modo de falta. Semejante actitud suele conducir a su fatal olvido o marginación. En espera de mejor suerte, se convierten así en presa fácil del pensamiento único, adicto a apropiarse de todo autor valioso a fin de asimilarlo para la "causa". A esta estirpe pertenece Paine.
Emilio Botín.
ECONOMÍA

Gestas keynesianas

Dice Emilio Botín que España necesita de reformas urgentes para incrementar la competitividad y retomar la senda del progreso económico. Es dudoso que el Gobierno central, obsesionado con regular y controlar el mercado, tenga la más mínima intención de expandir ni siquiera mínimamente la libertad de los españoles; el socialismo se caracteriza por absorber y cercenar la iniciativa privada hasta el punto de dirigir todas y cada una de las relaciones sociales.