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Javier Somalo

El voto de Laura

Con pañal y chupete les sientan en la autopista para cortar el paso. A los dieciocho estrenan su derecho votando por su president.

Ha votado Laura, "el alba de la esperanza", en nombre de Puigdemont, el golpista prófugo. Ni siquiera Laura tiene voto propio en la república catalana. La joven, que hace unos meses habría requerido rostro pixelado, es hoy la musa del golpe, la viva imagen de la Cataluña que surge de los criaderos con pizarra y estelada. Aunque preceptivamente –todavía– enseñe su DNI español para votar, en realidad no vota Laura sino Carles, porque el voto es intransferible sólo en esa España opresora que, paradójicamente, ha sometido un golpe de Estado a las urnas. Todo es así de fascistoide en esa república amarilla como la fiebre.

Con pañal y chupete les sientan en la autopista para cortar el paso a la Guardia Civil. A los dieciocho estrenan su derecho votando por su president. Eso de que las urnas se pongan en colegios alcanza hoy un significado definitivo, sobre todo en Cataluña.

Dice Puigdemont en su twitter prófugo desde la monarquía belga: "Es el momento de que la república de los ciudadanos jubile la monarquía del 155". Para eso no basta con unas elecciones en Cataluña por más que lo intente pero sospecho que este 155 tiene poco o nada que ver con la monarquía que sacó un millón de personas a las calles de Barcelona. Este 155 no ha llegado a las escolas ni a TV3, corazón y cerebro del cuerpo separatista como puede comprobarse en la asombrosa imagen de la adolescente que ha prestado su nombre y su derecho.

Laura, "alba de la esperanza", se apellida Sancho. "…Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey…", le dijo el ingenioso hidalgo.

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