Menú
José García Domínguez

Ucrania ya es Vietnam

Esto no va de corbatas. Ni tampoco de escaparates en Madrid o de lucecitas navideñas en Vigo. Esto va de un colapso económico sistémico e inminente

Esto no va de corbatas. Ni tampoco de escaparates en Madrid o de lucecitas navideñas en Vigo. Esto va de un colapso económico sistémico e inminente
Destrucción en Lugansk | EFE

La Federación Rusa posee ahora mismo un total de 4.447 ojivas nucleares. Y es imposible derrotar en un conflicto bélico convencional a un país que disponga de 4.447 ojivas nucleares. Pero como también resulta imposible que nadie gane una guerra, al menos en un plazo razonable de tiempo, si los países integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte deciden volcarse en prestar apoyo militar y logístico a su contendiente, lo más probable es que ese frente de Ucrania se acabe enquistando en el tiempo, que se cronifique al modo de lo que ocurrió el siglo pasado cuando lo de Vietnam. Vietnam duró tanto porque se trataba de una reyerta entre soviéticos y norteamericanos con unos figurantes locales en el medio, los vietnamitas del norte y del sur, que bien poco pintaban en realidad. Y lo de Ucrania cada vez se parece más a aquello.

Ahora mismos, los rusos poseen un poderoso incentivo a fin de alargar los combates por lo menos hasta 2024, instante en el que se celebrarán unas elecciones presidenciales en Estados Unidos en las que no se puede descartar en absoluto una victoria del ala trumpista de los republicanos, siempre tan predispuesta a entenderse con el Kremlin. Esa expectativa, óptima para los intereses geoestratégicos rusos, tendría que hacernos ser conscientes de que el escenario hoy más verosímil es el que pasa por un incremento ya permanente y estructural de los precios de las energías fósiles, gas y petróleo, sobre las que se sustenta el modelo industrial de, sobre todo, Alemania. Permanente y estructural, sí, no una cosa de unos meses.

Porque, tarden más o menos años los rusos en conseguir sus objetivos en el Mar Negro, la tensión con el bloque que comanda Estados Unidos seguirá. Y el precedente del que aprender a ese respecto es 1973. Una guerra en desiertos lejanos entre unos contendientes, hebreos y árabes, que nada tenían que ver con nosotros, sin embargo acabó provocando un colapso económico histórico a causa del uso de la energía como arma de guerra por parte de uno de los bandos. La misma historia que estamos viendo todos los días en los telediarios, exactamente la misma. Porque esto no va de corbatas. Ni tampoco de escaparates en Madrid o de lucecitas navideñas en Vigo. Esto va de un colapso económico sistémico e inminente. Pero nadie se atreve a reconocerlo. Todavía.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios