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Corrimiento hacia el rojo en Podemos

Todos ustedes saben qué es el efecto Doppler, incluso aunque no lo conozcan por su nombre: se trata de ese fenómeno que hace que el sonido de una ambulancia parezca más agudo cuando se está acercando a nosotros y más grave cuando se está alejando.

Este mismo efecto aparece siempre que tenemos una onda de cualquier tipo, no solo en el caso de las ondas sonoras. Por ejemplo: si una galaxia se acerca o se aleja de nosotros, también varía su color.

En concreto, cuando una fuente luminosa se aleja de nosotros a gran velocidad, su color se vuelve más rojizo, produciéndose lo que los científicos llaman un corrimiento al rojo.

Tras el éxito de las europeas y su fulgurante crecimiento (tanto en las encuestas como a nivel organizativo), a Podemos se le planteaban dos alternativas: 1) disputar una pelea simultánea contra PP y PSOE, acentuando el discurso transversal y la lucha de "los de abajo" contra los "los de arriba"; o, por el contrario, 2) acentuar sus aspectos más ideológicos y tratar de convertirse en la izquierda hegemónica, absorbiendo el voto de PSOE e Izquierda Unida.

Los acontecimientos desde principios de año demuestran que Podemos ha cometido el mismo error que en su día cometiera el 15-M y que condujo a su desactivación: optar por su alma izquierda, renunciando a la transversalidad.

Todavía peor: puestos a optar por ser el voto útil de izquierda, Podemos podría haber decidido ser una izquierda a la griega, de raíces radicales pero con un discurso fuertemente nacional, que es lo que ha permitido a Syriza alzarse con la victoria. Pero Podemos ha preferido ser una izquierda a la española, con todos los vicios característicos de nuestra izquierda patria, que hacen que el discurso de izquierda se termite supeditando siempre a las tesis nacionalistas anti-españolas: derecho a decidir, insolidaridad entre regiones, atomización de la soberanía.

El resultado de las elecciones internas a consejos autonómicos en Podemos, conocido ayer, refleja esa deriva del partido: el perfil de las candidaturas impuestas por Pablo Iglesias en casi todas las autonomías aleja al partido de la transversalidad. Pero es que allí donde la lista de Pablo Iglesias ha perdido, las ganadoras son listas menos transversales aún.

Podemos va camino de terminar desactivándose, a medio plazo, como en su día se desactivó el 15-M. Podemos, como le pasó al 15-M, está en un proceso de corrimiento hacia el rojo, que es indicio inequívoco de que se aleja a gran velocidad del grueso de los votantes españoles.

¿Es eso bueno o malo? Depende de los gustos de cada cual. Para aquellos que creyeron que Podemos podía ser un movimiento de regeneración política, constituirá una decepción esa deriva sectaria de Podemos. Pero, por otro lado, lo cierto es que Podemos deja el campo libre para que otras opciones, como UPyD, Ciudadanos o Vox, recojan todos esos millones de votos del descontento a los que Podemos voluntariamente renuncia.

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