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Martín Higueras

Ufff, al menos tenemos mundial…

¿Qué quieren que les diga? Se me ocurre algo: felizmente no ha ganado Hamilton. Otra cosa: los que pensábamos que el GP de Hungría (me incluyo como el primero) era un absoluto aburrimiento, después de lo ocurrido este domingo tendremos que cambiar de opinión. Estas dos cosas permiten que el Mundial siga vivo porque de haber ganado el británico, y sobre todo con la superioridad que demostró en Silverstone y Hockenheim, el Mundial hubiera perdido mucho interés no sólo por un asunto de puntaje sino también de motivación. El de McLaren se hubiera crecido como nunca y los Ferrari hubieran caído en un posible pesimismo.
 
Lo de Massa ha sido una absoluta pena. El brasileño se había sacudido de las metidas de pata en las dos últimas carreras y con una partida brillante se encaminaba a su cuarta victoria del año y al liderato el Mundial tras el pinchazo de Hamilton. Pero la mala fortuna no se lo permitió y a sólo cuatro vueltas del final el motor de su Ferrari dijo basta, algo que le dejaba en bandeja la victoria a un Heikki Kovalainen muy discreto durante el 90 por ciento de la carrera. Una vez más la suerte ha jugado su papel, pero como siempre digo, para beneficiarse de ella, hay que estar ahí, cerca.
 
Repito, el de Hungría nunca suele ser un gran premio muy atractivo. Sin embargo el de este año ha sido uno de los más interesantes del año. Como suele suceder en un circuito donde adelantar es casi tan difícil que en Mónaco, buena parte de la acción se vio en los boxes. Es ahí donde pudimos ver algunos cambios, como por ejemplo que Alonso viera mejorada su posición en la clasificación. En mi opinión, ésta ha sido la mejor carrera de Alonso en lo que va del año. No sólo logra igualar la cuarta posición de Australia (su mejor resultado hasta ahora) sino que en Hungaroring se ha visto algo más competitivo a tal punto de poder controlar a Raikkonen durante muchas vueltas. El finlandés, también muy discreto, cometió un error antes de la segunda parada pero permaneció durante una vuelta más en pista, lo suficiente para salir después por delante del español y lograr a la postre el tercer lugar. Después de las últimas carreras, la primera parte del campeón ha sido realmente mala. El Ferrari es muy superior al Renault pero ni con esas logró superar a Alonso y ni siquiera llegó a preocuparle. Después de la primera parada (durante una o dos vueltas) lo intentó pero curiosamente fue sólo tras su segunda entrada (con el error ya mencionado) cuando comenzó a apretar seriamente y sus vueltas comenzaron a ser realmente competitivas.
 
A decir verdad, el problema ahora de Alonso no es Raikkonen ni ninguno con el que pueda pelear sobre el asfalto. Su verdadero problema es que los ingenieros de Renault sean capaces de darle un coche que pueda por fin pelear al menos por el podio. A estas alturas del mundial es lo menos que puede esperar, pero sospecho que también lo máximo. Este cuarto puesto es muy positivo (como lo fue el resultado de Piquet en Alemania) pero como él mismo ha dicho, se debe en gran parte gracias al abandono de Massa y al pinchazo de Hamilton. Eso da igual, ese cuarto lugar o el segundo de su compañero de equipo no se los quita nadie y los puntos están ahí.
 
Obviamente, he dejado para el final lo que ha sido sin duda el mejor de todos: Timo Glock. ¿Alguien puede creer que el alemán sufrió hace 15 días un brutal accidente? Parece haberlo olvidado todo porque en Hungría  ha sido sin duda el gran protagonista. ¡Cuánta salud le da este tipo de cosas a la F1! Además, confirma que Toyota vuelve a estar en la dirección adecuada. Todo el fin de semana fue competitivo, fue quinto en las clasificaciones (superando a Trulli) y este domingo ha confirmado su recuperación.
 
Ahora toca un pequeño descanso pero a la espera de Valencia, que por lo visto hasta ahora, puede convertirse en una de las carreras más espectaculares del año. El ambiente está garantizado y Alonso tendrá sin duda su mejor motivación.
 

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