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Miguel del Pino

Coronavirus. Ningún científico español en el comité de expertos de la UE

Los científicos españoles pintan en los comités de expertos europeos lo que la Tomasa en los títeres por culpa del Gobierno.

Los científicos españoles pintan en los comités de expertos europeos lo que la Tomasa en los títeres por culpa del Gobierno.
El edificio Berlaymount, sede de la Comisión Europea. | Flickr/TPCOM

Cuando el repertorio de dichos populares españoles quiere referirse a alguien que ha sido despreciado e ignorado, es decir, cuando se trata de expresar el ninguneo o la marginación se suele decir que el aludido 'pintaba lo que la Tomasa en los títeres'.

Pues bien, en estos momentos los comités científicos de la Unión Europea en lo referente a la lucha contra el coronavirus parecen considerarnos como la famosa y desconocida Tomasa, y desde luego nuestros científicos no lo merecen, nuestros políticos sí. Tratemos de justificar lo que afirmamos.

En su comparecencia televisiva de ayer sábado, el presidente del Gobierno español volvió a justificar la aplicación de su sistema de fases, en concreto en su tratamiento a la Comunidad de Madrid, a la que tal sistema está arruinando, "exclusivamente en criterios de los científicos y de los expertos", cuyos nombres sigue manteniendo en el anonimato. Unas pocas parrafadas después vuelve a referirse, una vez más, a su adoración a la transparencia. Tan increíble como real. Todos pudimos escucharlo.

La repetición de los mantras presidenciales no debe hacernos caer en la trampa de creer que lo que dice es normal. Como decíamos la pasada semana los nombres de los miembros de los famosos comités de expertos deben ser públicos por Ley, y no sólo los nombres, sino también los dictámenes que vayan emitiendo. Así ocurre en el resto de Europa, donde no debe extrañarnos que los científicos españoles hayan sido excluidos. La culpa es de nuestros políticos.

Veamos la composición y preparación del Comité Europeo de Expertos para la lucha contra el coronavirus, cuya relación es publica como no puede ser de otra forma en los estados democráticos y de derecho. Su constitución se remonta al 17 de marzo y, como podemos comprobar, no hay en ella representación española.

  • Presidencia. Ursula van der Leyo. Codirectora Stella Kiriakides- (Comisaria de Salud de la U.E.
  • Arnaud Fontaner (Instituto Pasteur, Francia)
  • Christian Drosten. Instituto de virología de la Charité de Berlín (Alemania)
  • Kare Molbak . Staten Serum Institut (Alemania)
  • Lothar H. Wieler. Instituto Robert Koch (Alemania)
  • María Rosaria Capobianchi. Laboratorio Spallanzani (Italia)
  • Marion Koopsmans. Centro Médico Erasmus (Países Bajos)
  • Peter Piot. London School of Hygiene & Tropical Medecine (Bélgica)

Como observadores figuran las siguientes instituciones: ECDC (Centro Europeo para la prevención de enfermedades, EMA (Agencia Europea del Medicamento), ERCC (Centro de Coordinación de Respuesta de Emergencias).

Por lo tanto, todos los miembros son expertos virólogos y epidemiólogos, y todos se presentan públicamente, como no puede ser de otra forma. ¿No le da vergüenza a nuestro presidente del Gobierno español mantener ocultos a nuestros expertos?

Dada la trascendencia sanitaria y económica de las decisiones que se vienen tomando descargando la responsabilidad en un colectivo anónimo, no hay que perder la esperanza de que todos estos horrores lleguen en un próximo futuro a los tribunales de justicia.

Falta la consideración de si es justa o no la exclusión de los científicos españoles del comité de expertos y para ponderarlo recurriremos a un criterio puramente objetivo como es el índice denominado factor de impacto: consiste en valoración del número de veces que son consultadas las publicaciones científicas de autores españoles por parte de sus colegas de otros países. En este sentido, tal factor resulta extraordinariamente positivo y deja a la ciencia española en posición muy relevante.

Sólo cabe una consecuencia: es la gestión de los políticos españoles lo que nos excluye, o mejor nos autoexcluye, ya que el ministro Illa ni siquiera asistió a las primeras reuniones de los comités europeos en febrero, ante la alarma que generaban las noticias que llegaban de China sobre un nuevo virus de alta peligrosidad para los humanos. ¿De qué nos podemos quejar ahora?

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