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Pablo Molina

Mariconadas con perspectiva de género

Es realmente bonito ver a los ministros caer víctimas de su hipocresía por una chorrada, convertida en delito de lesa humanidad por el fanatismo de un puñado de progres descerebrados.

Es realmente bonito ver a los ministros caer víctimas de su hipocresía por una chorrada, convertida en delito de lesa humanidad por el fanatismo de un puñado de progres descerebrados.
EFE

Resulta de una exquisita ironía que los ministros del doctor Sánchez estén saliendo del Gobierno a toda velocidad no por su incompetencia o sus fechorías, tan evidentes, sino por asuntos tangenciales que en otro contexto no tendrían mayor interés. El propio Sánchez está cada vez más acorralado tras destaparse que su tesis doctoral fue un refrito de textos oficiales plagiados hasta con errores de ortografía, realizada al amparo de un ministerio en manos socialistas, dirigida por el coautor de algunos de esos textos y aprobada cum laude por un grupo de amiguetes. Y todo ello en una universidad privada, como corresponde a un líder del PSOE.

La ministra de Justicia debería haber sido expulsada del Gobierno el mismo día en que abandonó a su suerte al magistrado del Supremo que investiga la trama golpista del separatismo catalán, denunciado por Cocomocho en un juzgado belga. Más tarde rectificó, como es habitual en el Gobierno de Sánchez, pero el bochorno de ver a una ministra de Justicia contemporizando con los golpistas para evitar problemas políticos a su jefe ya no tenía remedio.

El triste episodio se saldó sin consecuencias para la ministra: al contrario, su guante de seda con Torra fue muy aplaudido en las filas de Podemos, en las tertulias de La Sexta y en la programación infantil de TV3. Sin embargo, Dolores Delgado va a salir del Gobierno por un comentario en una comida con amigos poco recomendables. Básicamente por llamar "maricón" a Fernando Grande Marlaska, colega de la deslenguada en el Consejo de Ministros que, además, se sitúa justo enfrente de la todavía ministra de Justicia, para que no haya manera de disimular.

El asunto podría haberse archivado como un ejemplo del mal gusto de la interfecta, pero los propios socialistas, convertidos en talibanes de la corrección política, se han anudado la soga al cuello y a sus rivales políticos ahora solo les queda tirar. Es realmente bonito ver a los ministros caer víctimas de su hipocresía por una chorrada, convertida en delito de lesa humanidad por el fanatismo de un puñado de progres descerebrados.

Total, que la ministra de Justicia será destituida con deshonor por una mariconada. Exactamente lo que se merece. Qué felicidad.

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