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Pablo Planas

Ábalos, trabajo y conciliación

"El que quiera vacaciones puede dedicarse a otras actividades", dice el ministro del ministerio de tocarse el níspero.

"El que quiera vacaciones puede dedicarse a otras actividades", dice el ministro del ministerio de tocarse el níspero.
José Luis Ábalos | EFE

Ese pedazo de estajanovista de José Luis Ábalos, campeón mundial de las horas extras, esforzado titán de las más duras faenas, fenómeno agudo de sus labores, el trabajador por antonomasia, capaz de afrontar las más duras ocupaciones en medio de ingentes penalidades, acaba de poner el grito en el cielo de los héroes de la minería soviética ante las críticas por las festivas fechas de las sesiones de investidura. "El que quiera vacaciones puede dedicarse a otras actividades", ha proferido el pluriempleado secretario de organización del PSOE, diputado en el Congreso y ministro de Fomento en funciones.

Ábalos, portento del currelo, genio del pico y figura de la pala, martillo pilón de los ociosos, está dispuesto a sacrificar la primera semana del año, las vísperas y el día de los Reyes Magos con tal de que Pedro Sánchez pase de presidente en funciones a presidente esférico y el país, o lo que sea, disponga de un Gobierno con todos sus atributos y atribuciones. Dice ese ejemplo de integridad laboral y principal productor nacional de sudor que "España no se puede permitir estar en esta situación de provisionalidad sin poder acometer las urgencias de la población", ahí es nada. Y que "los representantes públicos no tenemos el privilegio de las vacaciones y los festivos".

Tremendo. Lo dice un diputado del Congreso que está más días cerrado que abierto, el preboste de un partido del país donde trabajar en un partido es sinónimo de no dar palo al agua, el ministro del ministerio de tocarse el níspero. Y se lo dice a toda esa progresía escandalizada porque PSOE y Podemos no dan ejemplo de conciliación de vida familiar y laboral y están dispuestos a nombrar a Sánchez con nocturnidad y alevosía, sin respetar el horario comercial para comprar los juguetes y explicarles a los niños que los Reyes no son los padres sino un rasgo del patriarcado heterosexual que habría que empezar a pensar en cargarse.

Menudo rebote llevan encima no pocos partidarios de las cabalgatas laicas, las reinas magas, los señores invierno y demás paridas anticatólicas con las previstas sesiones parlamentarias de los días 5 y 7 de enero. Qué pena. No van a poder estar con sus criaturas. Lo de que Sánchez haya pactado con el PNV la expulsión de la Guardia Civil de Navarra o con los separatistas catalanes un referéndum de autodeterminación es, al parecer, lo de menos.

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