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Pablo Planas

El coste de que Cataluña siga en España

No parece que la imagen de Karmele Marchante envuelta en una bandera estelada vaya a frenar la ola separata.

No parece que la imagen de Karmele Marchante envuelta en una bandera estelada vaya a frenar la ola separata.
EFE

Se debe reconocer que los candidatos de Juntos por el Sí hacen todo lo posible para que se dude de su salud mental, pero en vez de espantar el voto sus demenciales payasadas parecen atraerlo hacia el agujero negro de la independencia. De momento, van primeros en todas las encuestas y no parece que la imagen de Karmele Marchante envuelta en una bandera estelada vaya a frenar la ola separata. Tampoco afecta que a Artur Mas le haya dado por hablar el idioma comanche de las películas con los grandes jefes de Madrid. Era inevitable tras pasarse años haciendo el indio.

Europa, la banca, la empresa, los sindicatos, Obama y hasta el Capitán Trueno se han mostrado contrarios a la independencia de Cataluña. Mandatarios, dignidades, empresarios y académicos describen un día después en la Cataluña independiente que anima a retirar cuanto antes el dinero de los bancos para evitar hacer el griego en la cola del cajero. Corralito. A Mas y a Karmele les da lo mismo. El primero anda chuleando a Fainé y a Oliu y la segunda recomienda pegar fuego a los bancos que representan los antedichos. Ese es el nivel a cinco días del impacto.

El president se ha vuelto borroka, se ha contagiado del espíritu de la chancleta de David Fernàndez, el cupaire mimosín. Abracitos con Mas, claro, que es un colega de la vega. Con los demás, poca broma. O votan hasta los gatos o más de uno ya puede ir haciendo las maletas. Los separatistas no sólo están crecidos sino que van de perdonavidas, lo que indica bien a las claras que nos vamos a comer cada adjetivo con ricino si se confirman los sondeos.

Negociarán, no habrá declaración unilateral de independencia y todo esa mandanga del proceso desembocará en una nueva Constitución que reconozca las excelencias del salchichón de Vich. Ese es el pronóstico de los palmeros del seny. No llegará la sangre al río. Mucho se habla del coste para Cataluña de abandonar España, la UE y el euro, pero nada de lo que cuesta que siga, coñazos identitarios al margen. Para evitar que Cataluña se convierta en un país de chichinabo los españoles habrán de sufragar el sueldo de personajes de la ralea de Mas, Romeva y Junqueras, que cobrarán del Estado para no acabar con el Estado. Así funciona la mafia del 3%.

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