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Pablo Planas

El manifiesto de los 'no catalanes'

Frente a la demoledora descripción del gueto, el frente separatista replica con la inclusión en sus filas de una intelectual de la categoría de Karmele Marchante.

Frente a la demoledora descripción del gueto, el frente separatista replica con la inclusión en sus filas de una intelectual de la categoría de Karmele Marchante.

El manifiesto Libres e iguales, suscrito por gentes como Mario Vargas Llosa, Albert Boadella, Félix de Azúa, Federico Jiménez Losantos, Carmen Iglesias y otro medio centenar de intelectuales, escritores y periodistas, ha causado una auténtica conmoción, hasta el punto de que ha tenido una réplica inmediata y no sólo por las fuerzas vivas del separatismo.

Se comprende que el nacionalismo reaccione con crispación e indisimulada ira ante una iniciativa que desde la fecha a la cruz es un alegato incuestionable en contra de la discriminación y la exclusión. El primer párrafo es la definición exacta y esférica del catalanismo:

El secesionismo catalán pretende romper la convivencia entre los españoles y destruir su más valioso patrimonio: la condición de ciudadanos libres e iguales. El nacionalismo antepone la identidad a la ciudadanía, los derechos míticos de un territorio a los derechos fundamentales de las personas, el egoísmo a la solidaridad. Desprecia el pluralismo social y político, y cuando trata de establecer fronteras interiores arrincona como extranjeros en su propio país a un abrumador número de ciudadanos.

Frente a la demoledora descripción del gueto, el frente separatista replica con la inclusión en sus filas de una intelectual de la categoría de Karmele Marchante, en compañía del economista de las chaquetas de colores, Xavier Sala i Martín, y Santiago Vidal, el juez que por las mañanas imparte justicia en nombre del rey de España y por las tardes se dedica a redactar una constitución en contra de España. Karmele Marchante, fogosa tertuliana del Tómbola, el Tomate, el Arriquitaun y lo que se tercie. Un figurón de la cultura española en las filas del derecho a decidir. De no creer.

Pero más lamentable resulta incluso la reacción del centroizquierda nacional, zaherido por la irrupción de Podemos y un notorio complejo de inferioridad respecto al nacionalismo. No han transcurrido ni 24 horas del aldabonazo del Libres e iguales y un grupo autodenominado de intelectuales, sesenta para ser más concretos y diez más que los originales, ha emitido un papel en el que propone una reforma federal de la Constitución Española. Nicolas Sartorius, José Antonio Zarzalejos, el exjuez Garzón y Almudena Grandes e Ignacio Escolar han contraatacado con el anuncio de un documento en el que se aboga por satisfacer las demandas de Mas y ceder al permanente chantaje de los regionalismos periféricos.

La principal diferencia entre el manifiesto de referencia y su contratexto es que mientras entre los firmantes del primero no se establecen más categorías que las profesionales, el segundo se presenta como una "aportación" de "intelectuales no catalanes". Es la trampa para elefantes del nacionalismo, eso de la condición de "ciudadanos libres e iguales" frente a catalanes, vascos y el resto de los españoles.

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