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Pablo Planas

¿Una democracia plena?

El Gobierno se entera ahora de que les "espían" hace más de un año. Y lo denuncia Bolaños en festivo. Y le toca a determinado juez, etc, etc..

El Gobierno se entera ahora de que les "espían" hace más de un año. Y lo denuncia Bolaños en festivo. Y le toca a determinado juez, etc, etc..
EFE

La infantilización y el cretinismo son signos de la política en España. Se comportan como niños y nos tratan como a imbéciles, lo que explica a las claras episodios como el del supuesto espionaje masivo al independentismo y ahora también al Gobierno. Los teléfonos celulares del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la ministra de Defensa, Margarita Robles, habrían sido infectados con el programa "Pegasus" en mayo y junio de 2021, cuando el Ejecutivo negociaba los indultos a Junqueras, Cuixart y el resto de condenados por el golpe separatista. Lo ha explicado este 2 de Mayo vía comparecencia urgente y misteriosa el ministro de la presidencia, Félix Bolaños, junto a la ministra de Política Territorial y portavoz, Isabel Rodríguez.

Al mismo tiempo la Abogacía del Estado presentaba denuncia en la Audiencia Nacional, donde al ser festivo el asunto ha recalado en el juzgado de guardia, en concreto el número 4, que preside el magistrado José Luis Calama Teixeira. Tecleado su nombre en "Google", lo primero que sale es que se negó a prohibir los homenajes a etarras en Mondragón y Pamplona. Todo un progresista.

El caso es que el Gobierno dice tener pruebas fehacientes de hechos contrastados sobre la irrupción y saqueo de información de los móviles de Sánchez y Margarita Robles que datan de hace más de un año. Y se entera ahora, después de que los independentistas lleven dos semanas vociferando por las esquinas que el Estado les espía. Y lo denuncia Bolaños en festivo. Y le toca a determinado juez, etcétera, etcétera.

De entrada, vienen tiempos gloriosos para negocios como el de la desinfección y puesta a punto de teléfonos móviles o para la venta de programas de protección de los dispositivos. En Cataluña hay auténtica psicosis. Nadie ignora a estas alturas cómo se infecta un móvil, que no hay que clicar en enlaces de avisos sospechosos, que todos los avisos no solicitados son sospechosos y que según el informático separatista de "The Citizen Lab", basta con reiniciar el teléfono para desactivar el programa espía.

Espiar a los independentistas que dieron un golpe de Estado y prometen que lo volverán a dar sería lo propio de un Estado que trate de defender su integridad. Dados los resultados, tiene toda la razón Macarena Olona cuando dice que poco les han espiado en realidad. Otra diputada, Arrimadas, aconsejó a los independentistas que para evitar ser vigilados dejen de delinquir y de presumir de ello.

Para el independentismo es más problema el perfil de determinados actores de su causa que el propio Estado. Se trata de los que presumen de hablar diecisiete idiomas, de los que se reúnen con mafiosos rusos y luego cascan a todo el que les quiera escuchar que les han prometido el aterrizaje de diez mil paracaidistas "Spetsnaz", los supuestos expertos en criptomonedas, los de la NASA catalana, los de la república digital y los letrados que antes de abogados fueron terroristas.

Y esos son ámbitos, esferas e intrigantes de los que perfectamente podría haber partido la intervención del móvil del presidente del Gobierno y la ministra de Defensa porque quien pacta con los independentistas acaba salpicado o empapado. Por mucho menos, en Rusia habría un repunte de los suicidios entre los actores de estas tramas de espionaje de serie B. Pero esto es España, que no es una democracia plena porque se permiten los homenajes a asesinos etarras y Bildu y ERC acaban de ser admitidos en la comisión de secretos oficiales.

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