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Pedro de Tena

El destierro de la libertad y de la decencia

Estamos a un paso del destierro de la libertad, que la decencia hace años que vive en el exilio.

Sean por Andalucía libre, España y la Humanidad. Es el verso final del himno de Andalucía que se inventó Blas Infante, partiendo de un cántico popular religioso, y quizá lo mejor de su legado. Pero dos acontecimientos de esta semana, la prohibición de una conferencia de Santiago Abascal en la Universidad de Sevilla y la publicación de la encuesta de La Razón que augura larga vida al régimen andaluz, sumen en la tristeza más profunda a los partidarios de un cambio en Andalucía que edifique la prosperidad a la que tiene derecho sobre una sociedad civil plena de ciudadanos libres. Hablaba Marañón de la "tristeza del desterrado". Y es exactamente ese tipo de tristeza la que vamos sintiendo crecer quienes hemos comprendido que lo peor que le pasa a Andalucía no es el paro, ni la pobreza, ni la mala educación... Lo peor que nos pasa es que nos hemos acostumbrado a vivir en un régimen nominalmente democrático donde la libertad y la decencia están siendo desterradas.

Que una universidad, la de Sevilla, prohíba una conferencia de quien sea ya sería escandaloso porque la libertad es el oxígeno del que manan la ciencia y la cultura. Pero que a estas alturas un decano, Alfonso Castro Saénz, que fue hasta hace nada delegado de Comisiones Obreras en dicha universidad por cierto, censure dicho acto el mismo día que Julio Anguita daba una conferencia en el contexto de unas Jornadas Republicanas y en la misma universidad, es de una desfachatez sectaria tan burda que gana incluso a quienes, en el Partido Comunista prohibieron el acto de Aquilino Duque que homenajeaba literariamente a Agustín de Foxá. Según Castro, el acto de Abascal sobre la unidad de España era político, pero, claro, el de Anguita sobre la República, no. Además de asco ético y vergüenza democrática, nos sume en la tristeza porque estamos oteando el futuro que nos espera a los andaluces. Además de ser últimos o penúltimos en casi todo y de sufrir la devastación de un régimen corrupto, estamos a un paso del destierro de la libertad, que la decencia hace años que vive en el exilio.

Si el futuro es el que anticipa la encuesta de La Razón, más infección totalitaria en la sociedad andaluza y más régimen sindical socialista apuntalado por un comunismo andaluz envalentonado, para el que la caída del Muro de Berlín fue una anécdota chistosa y para el que pedir perdón sólo competen a la derecha y a la Iglesia, ya no nos quedan fuerzas sino para la tristeza. Para colmo, la única esperanza de cambio posible, el centro derecha andaluz, tras 32 años en la oposición, no sólo no avanza, sino que se ha equivocado de marcha. Ahora avanza hacia atrás sintiéndose en el alma de los andaluces que queremos ser libres y menos pobres, lo que sintió Manuel Chaves Nogales, que "volvía de la batalla con una amargura y una tristeza inefables".

Que nadie haya exigido en la izquierda andaluza la dimisión de ese decano, revela qué clase de alma tiene. Que el PP tampoco la haya pedido, nos obliga a escribir los versos más tristes esta noche y cualquiera otra de ahora en adelante, en este destierro andaluz.

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