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Pedro de Tena

La hipótesis de unas elecciones anticipadas

Susana Díaz se está trabajando la imagen para ganar como sea las elecciones europeas en Andalucía, ya que el PSOE puede perderlas en el conjunto de España.

Susana Díaz se está trabajando la imagen para ganar como sea las elecciones europeas en Andalucía, ya que el PSOE puede perderlas en el conjunto de España.

Lo que nos faltaba, dirán algunos. Menos mal, dirán otros. Pero lo importante es argumentar, dar razón de una hipótesis. El calendario político del PSOE nacional tiene a finales de noviembre la importante cita de unas primarias que deben aclarar la situación del principal partido de la oposición si quiere tener oportunidad de vencer al PP en las elecciones de finales de 2015. Para entonces, según los expertos, los resultados de la recuperación económica serán evidentes y el PSOE necesitará un/a supercandidato/a, cara nueva e ilusionante, naturalmente, para poder debatir con un Rajoy devenido en campeador de la crisis y restaurador del empleo y la tranquilidad. Las elecciones vascas, gallegas y catalanas, como las andaluzas, tienen el horizonte formal en 2016. Hay quien piensa que la gran jugada maestra podría ser la anticipación de las elecciones andaluzas al otoño de este mismo año, una vez ganadas las elecciones europeas por Susana Díaz y perdidas por Rubalcaba. De hecho, el PP nunca ganó las europeas en Andalucía.

Por otra parte, Susana Díaz tiene cuatro losas que tiene que quitarse de encima, sobre todo con propaganda porque la realidad es tozuda. La primera de ellas, que en 2016 el PSOE andaluz llevaría en el poder casi tanto tiempo como Franco al frente de su dictadura, con la diferencia –segunda losa– de que el dictador se encontró un país en ruinas y legó un país desarrollado. Por el contrario, el PSOE andaluz encontró una Andalucía entre las últimas regiones de España y Europa y así sigue, un fracaso histórico. La tercera losa es la corrupción generada por un régimen que trató, no de gobernar Andalucía, sino de ocuparla en beneficio de la izquierda y, especialmente, de su partido tejiendo la tela de araña de muchos ya conocida. Casos históricos ya como los ERE, Invercaria, UGT y muchos otros menores han deteriorado la imagen del PSOE hasta un límite insoportable. Algunos de ellos comenzarían a producir condenas, algunas bien sonadas, en 2015 y 2016.

La última losa es el sambenito de Izquierda Unida que lleva uncido como penitencia por haber impedido el gobierno de quien ganó las elecciones, el PP andaluz. Las tonterías de las bicicletas como nuevo modelo productivo, los asaltos a supermercados, las payasadas expropiatorias a los bancos y demás fanfarrias no serán efectivas ni serias pero están restando votos al PSOE y sumándolos al comunismo sureño, al que sólo le importa de la Historia la II República, la Guerra Civil y sus consecuencias. De las páginas negras del comunismo en el mundo, sus ruinas y sus víctimas, ni palabra. De pedir perdón, ni hablamos.

Por último, y esta es una losa de su contrincante electoral, el PP andaluz, la gestión de la victoria electoral en Andalucía en 2012 –ganó Javier Arenas, por si no lo recuerdan– ha sido desastrosa. No se reivindicó el triunfo como se debió, se hizo abandonar a toda prisa a quien, oigan, había ganado, se le sustituyó con un/a candidato/a que no quería serlo perdiendo dos años preciosos, se permitió que se identificara al PP con la crisis legada por Zapatero y, recientemente, insiste en meterse solo en un laberinto que podría haber evitado fácilmente con un congreso democrático y limpio frente a los dedazos consecutivos del PSOE andaluz: Rodríguez de la Borbolla, tras el dedo expulsor de Rafael Escuredo; Manuel Chaves, a palos, impuesto por Felipe González; José Antonio Griñán, a dedo de Chaves, y Susana Díaz, a dedazo de Griñán. Que ya son dedazos, no divinos, claro, que esa fe no es preferida en el PSOE.

Susana Díaz, mientras tanto, ha correteado en gira triunfal por España y la UE como un peso pesado de la política nacional y eso que lleva sólo cinco meses en el gobierno andaluz. Ningunea a Rubalcaba, o le sustituye o le anticipa o le sobrepasa. El caso es que Susana recibe a Emilio Botín o a César Alierta; va de visita a la UE, donde la recibe el mandamás portugués; va a Cataluña a prometerle café especial a Artur Mas sin explicar si es descafeinado para las demás regiones; se ve con el presidente canario... mientras en Andalucía campean el paro y la nada. ¿Conclusión? Se está trabajando la imagen para ganar como sea las elecciones europeas en Andalucía, ya que el PSOE puede perderlas en el conjunto de España. Y una vez ataviada con el laurel europeo en su tierra y en el PSOE nacional y con un/a estrenado/a candidato/a del PP ya perdedor/a por vez primera, anticipar las elecciones andaluzas para antes de fin de 2014, esto es, antes de la recuperación económica percibible que daría alas al PP.

¿Y la corrupción? Cosa de los gobiernos anteriores, no de un PSOE andaluz renovado por ella. ¿E Izquierda Unida? Sacrificada en el debate presupuestario por diferencias irreconciliables. ¿Y el fracaso socialista en Andalucía? Ya hará suyos los logros de la recuperación. ¿Y en las elecciones primarias del PSOE para finales de noviembre? Hombre, con este equipaje cualquier cosa será posible. Lo que será imposible es que esta chica no dicte cada vez más en el socialismo nacional, a menos que el PP andaluz, en el poco tiempo que tiene, haga un curso acelerado de resurrección política, gane las elecciones europeas y andaluzas y frene en seco a esta mujer bala. Está difícil.

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