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Zoé Valdés

Sándwich palestino

Esperemos que Israel por fin acabe de una vez y por todas con Hamás, creo que sería la única solución para la paz.

No lo digo yo, lo dijo una joven que más razón no podía tener cuando describiendo la situación de Gaza señaló que ellos, los palestinos se encuentran entre los bombardeos israelíes y los terroristas de Hamás, los que se cuelan por esos túneles secretos con la intención de además secuestrar, asesinar y lanzar tiros de cohetes desde esos escondites; lo que a la larga brinda la imagen tragicómica de una especie de sándwich palestino. Nada más ordinario si contamos los miles de muertos entre un bando y otro.

Tenía lógica, sin embargo, lo que la muchacha palestina intentaba vendernos como imagen, la lógica de lo absurdo de una guerra provocada por un gobierno terrorista: Hamás.

Si Israel no bateara las bombas como lo hace con las suyas propias los muertos se contarían entonces por millares, serían desde luego muchísimos más. Es tremendo entonces que para evitar más muertes se deba recurrir a la muerte misma. Pero eso es la guerra. Matar para vivir. Por eso estoy en contra de las guerras, porque se debiera vivir para vivir. Pero nada es perfecto.

Otra mujer palestina también expresaba su agudo dolor de una manera demasiado teatral en comparación con las que la rodeaban; ya no sabemos cuál es el objetivo delante de las cámaras, si la verdad o el reinvento de un dolor que provoca al instante compasión, enseguida frustración no sin cierto asco y de inmediato ráfagas de millones de dólares por parte de los americanos, esos bárbaros que nunca llegaron a Cuba, por ejemplo -para citar a Constantino Cavafis, el poeta griego.

El dolor del dólar de la mujer palestina, lo que cada vez va siendo menos comprensible si llegamos a la conclusión que su dolor lo expresa en contra de Israel, pero jamás en contra de Hamás, o sea, nunca en contra de los que han provocado esta guerra, no lo olvidemos, y nevermore –gracias Poe otra vez- en contra de los terroristas que gobiernan su país y que probablemente ella misma eligiera en las urnas.

Confío en la visión de la primera testigo, de la joven que sabe de lo que habla porque se encuentra en el medio, justo en el centro del horror, como en una especie de bocadillo, aplastada por unos y por otros, tironeada entre tirios y troyanos, como dice el refrán, que tiene más de trágico que de cómico.

Esperemos que Israel por fin acabe de una vez y por todas con Hamás, creo que sería la única solución para la paz.

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