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Zoé Valdés

Tín Marín de dos pingüé

Dios santo, qué horror, en manos de quiénes estamos, de unos ineptos como jamás 'pas posible'.

Vamos a ver, cuál de estas maravillosas noticias escojo para mi columna, en este dilema me he pasado toda la mañana y parte de la tarde. Figúrense, es que de los tres temas, cuál sería el más bárbaro.

Sin duda alguna la tardanza con la que la prensa dio la información del tifón en Filipinas, la demora del resto del mundo en ocuparse de los llamados urgentes a recaudar ayudas, y lo que es terrible, la irresponsabilidad de las autoridades filipinas en tomar medidas serias de alerta, en preparar refugios y poner en práctica medidas de socorro inmediato. El mundo, por otro lado, no se alarma hasta que el tifón no ha amainado, no vaya a ser cosa de que el fenómeno meteorológico se reduzca o, por el contrario, se agrande. El cálculo es lo que más pena da, y luego el fenómeno mentirológico que se desata enseguida que el drama ya no tiene remedio: las famosas ayuditas que no llegan o se pudren en contenedores.

En orden de importancia, y como información primorosa, le seguiría a mi juicio la elección de China, Rusia, Arabia Saudita y Cuba para formar parte del Consejo Ejecutivo de los Derechos Humanos en la ONU. Si el anuncio no conllevara la tragedia que semejante horror significa, la infinita vergüenza, el gran descaro, y el descalabro moral que implica, cualquiera pudiera pensar que se trata de una broma de mal gusto. No es una broma, pero sí es de muy mal gusto. Y no sólo es de mal gusto, es intolerable, porque resulta inaceptable que estos cuatro países donde se violan a diario los derechos humanos, sean elegidos para representar precisamente todo lo contrario: el respeto y el reconocimiento de esos derechos. No puedo entender por qué tenemos que pagarle a estos zánganos para que voten por estos depredadores de la libertad.

Enumerar los abusos, delitos, y las interminables violaciones de los derechos humanos que cometen China, Rusia, Arabia Saudita y Cuba, me llevaría varios volúmenes. Sólo faltó que nombraran a Corea del Norte, que la premiaran por sus recientes fusilamientos públicos: ochenta personas, y por la ejecución de artistas, como ocurrió con la cantante Hyon Song Wol y parte de su elenco de músicos, por el mero hecho de crear números musicales donde la cantante levantaba una pierna más de lo tolerado por el Partido Comunista Coreano; dado que al parecer nombraron a Arabia Saudita por las ejecuciones de homosexuales, los latigazos, los castigos a las mujeres por cualquier nimiedad, y todo esto en plazas públicas, a Rusia por mantener al grupo musical Pussy Riot en un campo de concentración, a China por desaparecer a sus disidentes, torturarlos y ejecutarlos, y a Cuba por dejar morir en huelgas de hambres a sus opositores, asesinarlos en las cárceles, o en falsos accidentes de tránsito, envenenarlos, torturarlos, apalearlos y desnudarlos en las calles, sobre todo si son mujeres.

¿Qué cosa es la ONU entonces? Un antro de malhechores, no se puede ver de otra manera. No hay más que ver en el estado en que llegó el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba a la ONU, parecía un mafioso sacado de una película de Scorsese, aunque enjuto y falto de caldero. Ahora ha engordado, los trajes le quedan atrincados, pero la cara de aprovechado, de oportunista, de malandro medio cegato, no existe cirugía estética que se la pueda borrar.

Y hablando de cirugía estética, voy al tercer tema. ¿Se han fijado cómo al presidente François Hollande se le han caído los ojos? Los párpados, vaya, es algo lamentable, como que se le derriten por los lados. Si sigue así va a tener que buscarse el remedio del gato Silvestre, recogerse con palitos de tendedera los párpados en las cejas, o recortarse el pellejo que va sobrando. Mientras más sube su nivel de impopularidad, que ya ha sobrepasado cualquier expectativa normal u anormal, más se le desmayan los ojos hacia los laterales. Va a terminar el mandato pareciéndose a Jorge Luis Borges, pero sin su cerebro, claro.

Dios santo, qué horror, en manos de quiénes estamos, de unos ineptos como jamás pas posible. Y lo peor, "el cuartico de al lado se alquila". Enfrente sólo se percibe idéntico hedor.

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