Oye, pues está muy bien esto, eh.
Ya puestos, algunas cremaciones podrían declararse de interés público y así, todo el que quisiera, vía internet por ejemplo, podría presenciarlas.
Porque vamos, no me digan que no habría clientela televisual-internetera para presenciar, cómodamente desde casa, la incineración de los restos de algún que otro político que hubiera fallecido (por causas naturales, no seamos malpensados).
El interés público se declararía "a priori", es decir, lo mismo que se obliga a concejales y demás cargos a declarar su patrimonio, también firmarían una autorización para esto de la retransmisión de su incineración.
Más de uno y más de dos hasta lo pondrían por Eurovisión, ¿a que sí?
Ah, que al que incineran ya está muerto... Entonces no me interesa.
Apuesto a que les ponen anuncios intercalados... Y ya puestos que siempre quemen al mismo "extra". Vaya patochada ¡¡¡
Hasta que extremos llevan algunos capitalistas la linea de negocio y lucro, sin escrupulos.
Y ya puestos, podrían poner unos mandos como los de la Playstation para dirigir las llamas y dirigir un mazo para mejor triturar los huesos. Si se hace bien podrían conseguirse "logros". ¿Cómo podrían llamarlo? Quizás Burn-A-Grandpa o algo así.
Ahora bien, si no van a sacar una versión para iPhone no va a tener éxito.
¿Quien puede querer ver eso? ¿Unos sádicos?
MACABRO TOTAL.
A este paso, podremos ver también
mediante sistemas on line, una
variada gama de situaciones terminales,
agonías, dolores oncológicos, tetanias,
crisis convulsivas, autopsias (en sus dos variantes),
y demás "lindezas y sutilezas" que nos sirven las nuevas tecnologias.
Como decía la canción de Don Hilarión en la zarzuela,
La Verbena de la Paloma:
"..y las ciencias adelantan, que es una barbaridad..."
¿Macabro? No, hombre, no... Los negocios relacionados con la muerte están tomando una deriva, cómo diría yo... "colorista".
Lo digo porque la última vez que asistí a un tanatorio (hace un par de años), el tipo de la funeraria que venía con el catálogo de ataúdes y todo eso trajo también... TACHÁAAN... un catálogo de 'joyas' que se podían hacer con las cenizas del incinerado. Así, la desconsolada viuda podía, por ejemplo, llevar colgado del cuello un corazón fabricado con las cenizas de su difunto esposo, y aún sobraba algo para hacer también un anillo, por si el corazón le parecía muy ostentoso para llevar a diario.
Pues eso, todo muy... colorista.
Saludos