Pedro J. tiene hoy leña para todos. "Los recortes son necesarios. La situación es desesperada (...) Pero un político responsable debe establecer prioridades" y "parece que lo superfluo se está preservando a costa de los esencial, si entendemos como tal el gasto destinado a los servicios sociales". Critica a Rubalcaba porque "nadie está en condiciones de delimitar líneas rojas porque sólo saneando las cuentas públicas estaremos listos para crecer y que muchos de los cinco millones de españoles en paro vuelva a encontrar un empleo". Y lanza un terrorífica adverencia. "La alternativa es que el FMI nos ordene cómo tenemos que hacer el ajuste y ya sabemos que ese organismo no entiende de líneas rojas". A que les ha dado susto. Pues lo mismo a mí.
Sobre la campaña de Rubalcaba dice El Mundo que "quiere seguir la imagen de un candidato de Estado" y "desinfló la jornada de lucha con una conferencia de prensa anodina". Qué pena, con lo que prometía.
El País sigue en la línea apocalíptica de los últimos días. "La ola de recortes ahoga a las autonomías". "La alarma financiera se extiende por todas las comunidades de España". Y con este panorama, "Rubalcaba promete no tocar las rentas del trabajo pero sí las de capital", el muy Robin Hood. "Las cuentas cuadrarán", dice el diario. Claro, claro, quién podría dudarlo. Y mientras Rajoy habla con "ambigüedades sobre sus planes" y tiene un agenda oculta y todo eso de la "propuesta económica" de Rubalcaba "no se conocen detalles, solo su orientación porque "tras un forcejeo amable con los informadores ante la pretensión periodística de conocer detalles de su proyecto fiscal" no soltó prenda.
Menos mal que viene La Gaceta con la billetera llena. "Rajoy subirá inmediatamente las pensiones". La letra pequeña dice que "sólo lo impediría una ‘catástrofe’ en las cuentas públicas que herede". Vamos, que tenía truco. En el editorial, sin embargo, critica este tipo de promesas en Rubalcaba. "Rubalcaba promete "unas subidas de pensiones (...) que simplemente no son asumibles para un sector público tremendamente deficitario como el nuestro (...) promete aquello que no va a tener que cumplir".
Carlos Dávila recuerda el Día de los Recortes de Zapatero. "A su lado, sin mover un músculo, se encontraba el vicepresidente Rubalcaba, hoy candidato. Es el mismo que ahora acusa al PP de lo que él aprobó en su gobierno, y él mismo que promete subir las pensiones y descongelar las jubilaciones. ¿Se puede creer a este farsante? Ni siquiera su publicidad le salva. Su descaro es atroz; su lasciva falsedad, de juzgado de guardia". También le muestra su cariño en el editorial. "El problema de Rubalcaba es que ya no tiene ninguna credibilidad pata atemorizar con que viene el lobo, porque el lobo son él y los suyos".
La Razón compara a Rubalcaba con Rajoy y, no hay color, el segundo sale ganando. "Ante el rigor y la seriedad del PP se ha instalado en el PSOE un discurso demagógico y radical que falsea la realidad con promesas que directamente atentan contra la inteligencia de los españoles". Y en ABC están decepcionados con Rubalcaba, tan listo que era. "Rubalcaba se está destapando con mensajes y tácticas de un nivel muy inferior al que se espera de su fama de fino estratega".
Hasta en Público, Juan Carlos Escudier recuerda a Rubalcaba que "con el bisturí en la mano los socialistas no son mancos". "En este cruce de reproches el PSOE lleva las de perder, porque la gente tiene memoria y son muchos los que han interiorizado la necesidad de los recortes". De hecho, dice con tristeza, "lo que se promete ahora no es el cielo, sino un infierno fresquito". Qué asco de campaña. Ni a las promesas respetan los recortes.

