punt.
De acuerdo, pero es triste ver donde se ha llegado, ya ni la figura del Santo Padre y todo lo que representa nos merece un respeto.
[ANANEWYO] No. Los infiltrados en el Vaticano apuñalan por la espalda a quienes están allí por derecho propio.
¿O no se da cuenta de que la publicación de textos sensacionalistas y sacados de contexto con la intención de tergiversar el sentido de los mismos es el modus operandi de los anticatólicos? Por mi experiencia, sé que es casi imposible encontrar en los medios una cita textual, completa y debidamente contextualizada de las palabras de un religioso (y más del Papa): siempre están sacadas de contexto, recortadas y tergiversadas.
Un saludo.
Habrá que preguntarle a Juan Manuel de Prada.
Santidad, restiuya cuanto antes a Navarro Valls al frente de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
¡¡Por el amor de Dios!! ¿Hasta en el Vaticano se apuñalan por la espalda?.

[ANANEWYO] La figura del Santo Padre sí NOS merece un respeto. Es a ellos, a sus enemigos, a quienes no LES merece un respeto.
O mejor dicho, sí le respetan, pero como enemigo, no como referencia moral. Si no les mereciese tanto respeto, no dedicarían tantos esfuerzos en insultarle, tergiversar sus palabras, ridiculizarle, vejarle, criminalizarle... Saben que es un gran hombre y que lo que dice tiene muchísima fuerza y peso moral, pero le odian a él y a lo que representa. Si últimamente los ataques son más directos y burdos y menos solapados y disimulados, es porque están envalentonados, no porque ahora le odien más o le respeten menos.
Además, hay una cosa a tener en cuenta, como he mencionado en otras ocasiones: no es un enfrentamiento entre creyentes y ateos, sino entre creyentes y creyentes, porque hay dos tipos de creyentes y dos tipos de ateos.
Los dos tipos de ateos:
- Los agnósticos:
No saben si Dios existe o no y creen que no hay forma de saberlo. Concluyen que les da igual si existe o no, porque ello no va a afectar a sus vidas (la razón es simple: si Su existencia afectase, habría indicios para determinar si existe o no). El caso es que como les da igual, no dedican ningún esfuerzo a la cuestión y, si se les pregunta sobre ello, se encogen de hombros y pasan a otra cosa.
Para un agnóstico, un crucifijo no significa nada, pero lo respeta porque sabe que otros sí creen en ello... y podrían tener razón.
- Los ateos:
Podría decirse que son creyentes puesto que su afirmación de que Dios no existe no es más que otra creencia. No los considero creyentes porque utilizo el término "creyente" con el sentido de que "cree que Dios sí existe" y no que "actúa según una creencia no basada en pruebas materiales".
Como creen que Dios no existe, no se encogen de hombros sino que defienden Su inexistencia si se les pregunta, pero tampoco dedican demasiados esfuerzos contra algo que no existe. Se limitan a tratarlo con desdén y pasar a otra cosa, pero no lo atacan con virulencia puesto que no les compensa el esfuerzo de oponerse a lo que no existe.
Naturalmente, para un ateo un crucifijo no representa nada más que un adorno relacionado con algo inexistente. Por ello desprecian las cruces, pero no se sienten agredidos por su presencia puesto que creen que la Cruz no tiene trascendencia alguna.
Y los dos tipos de creyentes:
- Los creyentes religiosos:
Creen que Dios existe y ven en Él algo bueno, de modo que Le defienden y siguen Sus directrices, aunque a menudo la dejadez característica del ser humano (o el desapego respecto a Sus instituciones terrenales) haga que crean pero no practiquen.
Naturalmente, aman la Cruz, de modo que les agrada su presencia.
- Los creyentes antiteos:
También creen que Dios existe, pero Le odian. Por ello, atacan violentamente cada manifestación religiosa que se cruce en su camino.
Como son malos pero no tontos, saben que no se pueden presentar ante la sociedad como satanistas o cosa parecida, ya que ello provocaría un gran rechazo, de modo que se visten con piel de cordero y se hacen pasar por simples ateos. Se les descubre precisamente porque sus ataques a la religión son sistemáticos y virulentos hasta un grado poco menos que obsesivo, en cualquier caso de una forma incompatible tanto con el agnosticismo como con el ateísmo.
Un antiteo se siente agredido por la presencia de un crucifijo, porque para el antiteo el crucifijo representa algo real, existente, pero algo odiado irracionalmente.
Vistas sus obras (y en gran medida sus palabras, aunque suelan tratar de engañar con ellas), queda claro que el gobierno que padecemos es antiteo, no ateo. Creen en Dios, pero Le odian, y esa es la razón de sus sistemáticos y virulentos ataques a todo lo religioso. No hay que caer, por tanto, en los cantos de sirena de la "laicidad" y el "ateismo": se trata de cristianofobia y antiteísmo. Sólo así se entiende que su "tolerancia" consista en erradicar el catolicismo en cada vez más ámbitos de la sociedad.
Un saludo.