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Madrid declara el frontón Beti Jai como Bien de Interés Cultural

Fue inaugurado en 1894 y estuvo en funcionamiento hasta 1919. Es el único frontón que sobrevive de los treinta que tuvo Madrid.

Fue inaugurado en 1894 y estuvo en funcionamiento hasta 1919. Es el único frontón que sobrevive de los treinta que tuvo Madrid.

El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha declarado al frontón Beti Jai Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de monumento, según ha anunciado en rueda de prensa el vicepresidente, portavoz regional y consejero de Cultura, Ignacio González.

El Beti Jai, ubicado en el número 7 de la calle Marqués de Riscal, es un edificio singular, ya que constituye el único frontón que sobrevive de los que 30 que tuvo Madrid en el siglo XIX. La protección de este inmueble se inició hace años, ya que se declaró como protegido en el Plan general de Madrid y, posteriormente, en 1991 se iniciaron los trámites para convertirlo en BIC, que quedaron paralizados.

González ha recordado que la Comunidad de Madrid, "asumiendo el compromiso anunciado en el Parlamento", recuperó el expediente y lo impulsó para, hoy día, declararlo BIC. "Se otorga la máxima protección al inmueble y le permite que en el mismo se puedan realizar usos compatibles con la defensa, protección y características que se protegen de ese edificio", ha afirmado.

Con la declaración de BIC, "se recupera un edificio de gran valor", según González. "Esperamos que se pueda recuperar y tener usos compatibles que hagan que esa conservación se pueda llevar a cabo en mejores condiciones en las que se han llevado hasta ahora", ha subrayado.

El vicepresidente ha subrayado que esta catalogación significa que, "como todo bien protegido", cada vez que haya que hacer una actuación sobre el mismo "tendrá que ser sometida a un informe de la comisión de Patrimonio que deberá autorizar las distintas actuaciones que allí se produzcan".

"Al mismo tiempo, existe la obligación para la propiedad y el Ayuntamiento de conservación de un Bien de esta naturaleza y, a la hora de autorizar los desarrollos de las actuaciones urbanísticas, se tengan en cuenta los condicionantes que la declaración de Bien de Interés Cultural pone sobre el edificio que deberán ser respetados por al Ayuntamiento a la hora de valorar las peticiones que le hagan", ha agregado.

El Frontón Beti Jai (siempre fiesta, en euskera) se levantó en la última década del siglo XIX. Fue inaugurado el 29 de abril de 1894 y estuvo en funcionamiento hasta el año 1919. Con la Guerra Civil sus instalaciones fueron reconvertidas en comisaría y, durante los primeros años de la dictadura franquista, sirvió como lugar de ensayo de bandas musicales vinculadas a la Falange Española.

En los años 20 del siglo pasado, el Beti Jai dejó de funcionar como frontón. Durante la Guerra Civil fue utilizado como comisaría policial y cárcel para, en los primeros años de la dictadura, pasar a ser lugar de ensayo de bandas musicales vinculadas a la Falange.

Hace tiempo que el Ayuntamiento de Madrid dictó una orden de ejecución de medidas de seguridad sobre el frontón después de que los vecinos de la zona, agrupados en asociación cultural, se quejaran de que la infraestructura se estaba dejando morir. Sin embargo, esta orden no fue cumplida por la propiedad, lo que derivó en una ejecución subsidiaria de los trabajos, que después debían de costear los titulares del Beti Jai.

Pero los problemas continuaron ya que no se permitió la entrada de los técnicos municipales en el recinto, motivo que llevó a pedir la orden judicialmente. Durante ese espacio de tiempo, la propiedad acabó solicitando la ejecución directa de las obras, una petición que recibió la luz verde del Ayuntamiento a cambio de firmar un documento en el que aparecía el plazo de seis meses para llevarlas a cabo.

Una joya salpicada por el caso Malaya

El Beti Jai tampoco ha tenido excesiva fortuna con algunos de los dueños que ha tenido en los últimos años. Propiedad en los noventa de la automovilística PSA Citröen, que lo utilizó como garaje de coches, la empresa francesa vendió la misma en 1998 a la sociedad vasca Frontón de Jai Alai SL, que tenía como objetivo rehabilitarlo y que volviesen a disputarse en el mismo partidos de pelota. Sin embargo, el proyecto de la empresa vasca no pudo salir adelante y el histórico frontón acabó, primero, en manos de las empresas de algunos de los socios del proyecto inicial, y después, en manos de Aguinere, una empresa salpicada por el caso Malaya.

Tiempo después de esta última adquisión, Montserrat Corrulla, la testaferra en Madrid de José Antonio Roca, cerebro de la trama que saqueó Marbella, se presentó ante el ayuntamiento como portavoz de los propietarios y les trasmitió que tenían la intención de convertir el frontón en un hotel de lujo. Para ello, según declaró a los medios en 2007 la vocal del PSOE en la Junta Municipal de Chamberí, Teresa Biehn, iban a " contratar al arquitecto Rafael Moneo".

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