L D (EFE) El protagonista de la peligrosa protesta, Abel Manamela, explicó que el banco le había confiscado la camioneta que compró en 1998 por haberse retrasado en el pago de la letra en algún momento, aunque dice que más tarde la había puesto al día.
Manamela ya avisó en una carta en julio de 2002 de que iba a llevar serpientes venenosas al banco si no le era devuelta la camioneta, y en respuesta fue informado de que "el asunto está cerrado" y por tanto "puede seguir adelante con las amenazas que ha formulado". Tras el incidente, Manamela dijo que iba a hacer lo mismo en las distintas sucursales de ABSA, "lo cual no me hace ninguna gracia, pero no me dan más alternativa".
Las cinco víboras soltadas en la sede del banco fueron rápidamente capturadas por dos miembros de los Servicios de Emergencia de Johanesburgo.
