
La familia de la primera de las seis niñas —de entre 6 y 7 años— que han denunciado abusos sexuales por parte de quien fuera capellán del colegio Highlands El Encinar, conocido como el padre Marcelino, solicita que se investigue la posible responsabilidad civil subsidiaria tanto del centro educativo madrileño como de la congregación que lo gestiona, los Legionarios de Cristo, según consta en la ampliación de denuncia —con fecha 4 de abril— a la que ha tenido acceso Libertad Digital.
En lo que se refiere al centro, los padres de la menor argumentan que ha quedado probado por las distintas diligencias policiales (principalmente por los fotogramas aportados tras la revisión de las grabaciones de las cámaras de seguridad del Highlands El Encinar) que el mencionado sacerdote "permanecía constantemente con menores de edad, y las conducía a zonas reservadas del colegio, sin que se dieran cuenta el resto de los empleados".
La congregación, por su parte, habría hecho caso omiso de la preocupación que muchas de las familias le habían comunicado ya en 2023 por el pasado del padre Marcelino, quien fuera secretario personal y mano derecha del pederasta Marcial Maciel, al mantenerle en sus funciones. Cabe recordar que el fundador de los Legionarios de Cristo fue apartado por Benedicto XVI, a la luz de los resultados de la investigación de las decenas de acusaciones de abusos sexuales a menores que lo señalaban.
Por otra parte, los padres de la pequeña solicitan la declaración como investigados de quien fuera director del colegio en el momento de los hechos denunciados —Jesús María Delgado— y las dos profesoras a las que —según el relato de la menor— algunas de las alumnas presuntamente abusadas habían contado lo ocurrido, por su posible participación o encubrimiento, fundamentalmente al no tomar medidas al respecto ni denunciar lo que las niñas habían relatado.
Las grabaciones del colegio
La diligencia de visionado de las grabaciones de las 18 cámaras de seguridad del colegio Highlands El Encinar destaca que el 3 de marzo de 2025, un día en el que "se aprecia el suelo mojado por la lluvia" y en el que incluso llueve "en algunos momentos", el padre Marcelino dirige a las menores a "la zona donde la Instrucción de las presentan interpreta como el lugar de los hechos", que "se encuentra en un punto ciego de la grabación".
Según la transcripción del agente, el sacerdote y las niñas "permanecen en dicho lugar, fuera del ángulo de grabación de la cámara, hasta las 13.15 horas". Cabe señalar el funcionario hace referencia al "sitio secreto" al que —según el testimonio de la menor—el acusada llevaba a las pequeñas en los tiempos de recreo o patio. La primera de las denunciantes señalan que los abusos se habrían producido tanto en este punto como en el baño.
El agente añade que "durante el resto del tiempo del recreo, se observa a quien corresponde con la descripción de Marcelino estar acompañado en todo momento de las menores o algunas de ellas". Hasta las 13.35, detalla, no hay "presencia de ninguna otra persona adulta custodiando a las menores". Algo que apoyaría los argumentos de los padres de la primera víctima para solicitar la investigación de la responsabilidad tanto del colegio como de la congregación.
Respuesta del centro
El colegio, que ha cambiado de dirección tras la detención de su capellán, no ha tardado en responder públicamente a la ampliación de la denuncia. En un comunicado, publicado este martes, señala la "total y rotunda colaboración con las autoridades para el esclarecimiento de los hechos" tanto del centro como de la congregación a la que pertenece.
El pasado 31 de marzo, la nueva directora de Highlands El Encinar —Marilú Álvarez— entonó el mea culpa a través de un texto en el que la docente (consagrada del Regnum Christi, rama femenina de los Legionarios de Cristo), pide perdón por los "errores" que se han cometido. Aunque para los padres de los menores afectados no fue lo suficientemente contundente.
Fundamentalmente porque no hacía referencia a la reparación del daño realizado tanto a las víctimas como a su familias ni anunciaba medidas con las que se pudiera corregir el que ellos consideran es el peor de los errores que el centro y quienes estaban al frente del mismos cometieron: los fallos en la vigilancia de las menores.



